martes, 10 de septiembre de 2013

Las Olimpiadas de la Guerra


Mientras los miembros del COI votaban qué ciudad albergaría los Juegos Olímpicos de 2020 y, por fortuna (pensando en sus poblaciones), decidieron dejar en el camino tanto a Madrid como a Estambul, los prolegómenos a una intervención armada en Siria seguían su curso. Los Juegos Olímpicos y otros temas menores han invadido la actualidad en Turquía estos últimos días y solo se dedican algunas columnas y pequeñas noticias al conflicto sirio, conflicto que, por desgracia, gran parte de la sociedad no siente como suyo así como tampoco piensa que le pueda afectar en el día a día. No existe un apoyo social a la guerra en Siria pero tampoco es tema de discusión. Con las protestas de Gezi como excepción no se discuten abiertamente al gobierno según qué temas. En meses pasados hemos visto qué conlleva oponerse al gobierno públicamente y eso, creo, está condicionando acciones futuras.

Gran parte de culpa la tiene, sin duda, la demagogia del gobierno turco y de los medios serviles que se atreven incluso a atacar y a tildar de ‘traidores’ a todos aquellos que se sintieron aliviados y se alegraron tras conocer la victoria nipona, potenciando, aún más si cabe, la división entre el buen y el mal ciudadano (que no es en definitiva sino una división entre ciudadano pasivo y ciudadano crítico). La misma demagogia es usada también para defender cualquier tipo de intervención que se produzca en Siria, en lo que el Primer Ministro ha denominado como una ‘Coalición de Voluntarios’ para rescatar a ‘nuestros hermanos’. Se enfatiza el concepto ‘hermano’ vinculado a la religión, al ser musulmán y suní, y se potencia la imagen de un dictador sanguinario que únicamente se dedica a asesinar a fieles musulmanes.

La hipocresía internacional que predomina sobre el conflicto sirio olvida intencionadamente el pasado, la realidad siria y todo lo que pueda venir. Nadie se cuestiona cómo puede ser que protestas en pro de las libertades civiles surgidas en la capital siria hace ya más de dos años se convirtieran de golpe en un cruento conflicto sectario en el que una resistencia armada (¿por quién?) se enfrentaba al régimen en las provincias más alejadas de la capital. Se omiten continuamente muchas cosas. Incluso la relación de Francia con el reino alawí y su larga implicación en la historia reciente del país (sin más, la existencia del Líbano como provincia otomana separada de Siria en al segunda mitad del siglo XIX). Se omite o no se cuestiona lo suficiente la poca legalidad que tienen grupos islamistas como al-Nusra que combaten con armas suministradas desde el exterior desde prácticamente el inicio del conflicto. De la misma manera no hay referencias al apoyo que al-Assad tiene entre la población. Y aquí creo que es donde es más importante detenerse.


Que a pesar de todo prácticamente la mitad de la población siga apoyando a al-Assad y otros sectores como los kurdos se mantengan al margen sin condenarlo más que una muestra de la integridad del régimen es una muestra de la poca fe que se tiene en esos grupos de la ‘resistencia’. Siria está dividida confesionalmente en una mayoría de población suní y minorías alawíes y cristianas. Étnicamente un 10% de la población es kurda así como también hay grupos turkmenos. La población alawí (que ha controlado hegemónicamente el país desde el gobierno y el ejército), la población cristiana y un amplio porcentaje de árabes suníes-laicos (en su mayoría poblaciones urbanas) siguen ofreciendo su apoyo al régimen. Los kurdos, lejos de implicarse y colaborar con al resistencia se han mantenido al margen. La matanza de kurdos en Rojova hace ya más de un mes se puede interpretar fácilmente como un intento para que se implicaran en el conflicto y la lucha armada se extendiera a otras zonas.

La matanza de Rojova, en la zona kurda de Siria


Primero, un avión turco derribado en aguas del Mediterráneo. Luego, el atentado de Reyhanli, en territorio turco, en el que murieron 52 personas (el atentado más sangriento en la historia moderna de Turquía). A pesar de que Assad negara implicación alguna, ambos sucesos buscaban una respuesta internacional y el inicio de un conflicto armado de forma ‘oficial’. Luego, las matanzas de kurdos en Rojova por parte de las milicias islamistas pasaron prácticamente inadvertidas por los medios internacionales. Y ahora, el punto final usado para que se inicie un ataque el uso de armas químicas en los suburbios de Damasco. Parte de la sociedad turca niega no el uso de las armas sino su autoría. Y de hecho, comprobarlo parece ser irrelevante para la administración estadounidense. 

El atentado de Reyhanli (11 de mayo de 2013)


También se omite que no solo hay refugiados de un bando. Las masas llegadas a territorio turco, formadas básicamente por mujeres y niños, están siendo trasladadas paulatinamente a otras zonas de Turquía (donde el partido del gobierno no tiene mayoría) y se les está concediendo la nacionalidad turca. Pero hay barrios de Damasco que han crecido y se calcula que más de medio millón de personas han dejado sus tierras, ahora en manos de la ‘resistencia’, para refugiarse en la capital.

Turquía es el pequeño actor hipócrita en esta farsa en la que EEUU interpreta el papel protagonista. El Ministro de Asuntos Exteriores Ahmet Davutoğlu (en el cargo de 2009) fue el artífice de la política “Cero problemas con los vecinos” que mejoró las relaciones entre Siria y Turquía y las llevó hasta un grado de complicidad. En esa época Erdoğan  aparecía con su amigo Assad y se fotografiaban juntos. Cuando empezó el conflicto a Erdoğan le llevó su tiempo oponerse a Assad y así perder los beneficios de unas fructíferas relaciones económicas. En 2012 salió a la luz la existencia de un campo de refugiados secreto en el que las autoridades turcas enviaban refugiados de la resistencia, nombres pedidos por Assad, y luego eran repatriados.

La situación ha cambiado por completo. El gobierno turco no duda en usar la religión para defender su postura pacífica. Ante la propuesta de Rusia de que Siria se desarme para evitar una intervención, propuesta a las que el gobierno sirio parece haber accedido, el Ministro Davutoğlu respondía así ayer por televisión: “Si Siria entrega sus armas químicas ni Turquía ni el mundo van a quedar satisfechos ... Cualquiera que se quede al lado de Assad es cómplice ... Turquía no es un país cualquiera. Es un país en el que hay elecciones democráticas transparentes. Cualquiera que quiera comparar a Turquía con los países de su entorno estará cometiendo una injusticia”.

Ahmet Davutoğlu (Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía)


La “Pax Otomana” entonces no es tal. Cualquier intervención armada puede ser fatal no solo para la población siria sino también para parte de la población árabo-turca aleví que lleva meses protestando por la guerra y que ha sido una de las regiones más activas durante las protestas de Gezi en Estambul. En Ankara jóvenes estudiantes y vecinos del barrio de 100. Yıl llevan más de una semana protestando por las obras de una variante de la autopista Konya-Samsun que partirá el campus de la universidad ÖDTÜ (una de las pocas zonas verdes que hay en Ankara) y destrozará la armonía del barrio de 100. Yıl que también quedará partido en dos por la construcción de una obra gigantesca de 8 carriles. Volvemos a ver detenciones en Turquía (aunque no tengan la repercusión de antes por no tratarse de Estambul) y ayer murió un joven más en Armutlu, Ahmet Atakan (en la provincia de Hatay, en la frontera con Siria) cuando los jóvenes de la ciudad se solidarizaban con los protestantes de Ankara.  De las 6 víctimas mortales que llevamos ya en Turquía en estos meses de protesta la mitad son de la zona de Hatay. Pero al gobierno no le interesa lo que piensen o quieran los habitantes de esta región; al fin y al cabo no son sus votantes, tampoco son suníes.

Tres obras en construcción en las dos grandes àreas verdes que quedan en el centro de Ankara (el Campus de ÖDTÜ y Atatürk Orman Çiftliği, donde el Primer Ministro se está construyendo una residencia)

La “Pax Norteamericana” tampoco es tal. El objetivo final sigue siendo claramente Irán, que a pesar de embargos y dificultades, incluso, para cobrar dinero de transacciones por sus ventas de petróleo y gas, sigue siendo una potencia y es percibido como una amenaza por EEUU y todos los países del Golfo. Para llegar a Irán se ha pasado por Irak, y ahora se quiere pasar por Siria.

Las ‘Olimpiadas de la Guerra’ siguen su curso. Falta por ver si el boicot de algunos países puede evitar que ‘se celebren’. El Nobel de la Paz hace un llamamiento a la comunidad internacional para bombardear un país, el Primer Ministro Erdoğan pide unos Juegos Olímpicos e inicia su discurso ante el COI en Buenos Aires con la palabra paz. Una paradoja hipócrita.




10 de septiembre

(No comento nada aquí sobre la candidatura de Madrid, aunque hay mucho que hablar. No me ha parecido el lugar adecuado.)

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