jueves, 6 de junio de 2013

2.- Los medios de comunicación ceden a la presión y el Primer Ministro se va de viaje

(esta entrada corresponde a un segundo escrito sobre las protestas que difundí por las redes sociales del 5 de junio. Tal cual lo publico)


 
Todo lo que está pasando en Turquía ocurre a tal velocidad que es difícil aún sacar conclusiones e incluso entender qué está ocurriendo a cada momento. Las protestas iban evolucionando hacia un punto muerto en el que la violencia se había apoderado de las concentraciones en muchos puntos del país. Mientras Taksim (en el Parque Gezi) se había pacificado y gente de todo tipo acampaba de nuevo, en ciudades como Ankara, Izmir y algunos barrios de Estambul como Beşiktaş la lucha se había radicalizado. En ciudades de regiones como la de Hatay, donde reside una gran parte de la población árabe-turca, las protestas provocaron una segunda muerte, la de un chico de 22 años, Abdullah Cömert.

Sin embargo, la salida del Primer Ministro Erdoğan del país ha sentado las bases para un cambio en la línea política del gobierno hacia las protestas. Tras las declaraciones del Presidente de la República, Abdullah Gül, pidiendo calma, admitiendo un exceso en el uso de la violencia por parte de la policía y afirmando que el mensaje de la población había calado, que la democracia no se trata únicamente de comicios electorales, ayer el Vice-Primer Ministro, Bülent Arınç, pidió incluso perdón por las cargas policiales del viernes y llamó a los de la Plataforma Taksim para sentarse y dialogar. ¿Es todo esto una muestra de desavenencias dentro del mismo gobierno o se trata simplemente de una estrategia para sofocar las protestas y volver a la normalidad?

Por otro lado, las protestas de ayer se dirigieron también a los medios de comunicación dominantes. Miles de personas retiraron efectivo y anularon tarjetas de crédito de bancos como el Garanti, del Holding Doğuş que a su vez controla el canal de televisión NTV. Protestas frente a la sede central del Banco Garanti quejándose de la cobertura (o más bien de la no-cobertura) de las protestas obligaron incluso a su Director General a disculparse diciendo: “Yo también estaba allí, yo también soy un gamberro”, en referencia al apelativo usado por el Primer Ministro para referirse a los protestantes el sábado 1 de junio. En las redes sociales protestas similares aparecieron contra la cadena CNN Türk que había ofrecido un documental sobre pingüinos mientras la CNN Internacional transmitía en directo las protestas. 

Ayer por la noche en casi cada barrio de las grandes ciudades turcas se organizaron actos de protesta programados a partir de las 21:00 horas. En mi barrio empezó de forma puntual con gente en la calle, cacerola y cuchara en mano, alguna que otra persona con tambores y prácticamente todos los coches tocando la bocina continuamente. El ruido y el jaleo continuó hasta las 12 de la noche. Es increíble ver cómo el pueblo turco no se cansa de protestar pues cada día hay más ambiente por la noche.

Respecto a la violencia, ayer el grupo Çarşı de Beşiktaş en un comunicado informó que no se enfrentaría con la policía y que solo marcharía hacia Taksim. En Ankara, en Kızılay, miles de personas volvieron a concentrarse pero en este caso la policía se mantuvo durante horas sin cargar. A última hora se tiene constancia de que hubo lanzamientos de gases lacrimógenos pero ya a una escala menor. El único punto preocupante, a mi parecer, es que las protestas se extiendan y se radicalicen en otros puntos de la geografía turca donde existe una población mayoritaria kurda o aleví, ya que esto dotaría de otro significado al conflicto y podría dividir a la población. Ayer hubo choques violentos en Dersim (con población aleví), en Tunceli (kurda) y Hatay (árabe).

El cambio más significativo, sin embargo, pudimos observarlo en los canales de TV. Ayer, a excepción de la cadena estatal TRT y alguna más, la mayoría de los canales de TV informaron, por primera vez, de forma distinta. Al fin, los espectadores turcos pudieron ver imágenes de la policía cargando contra jóvenes, pudieron escuchar las declaraciones de muchos protestantes y se dio voz a todos los representantes políticos, incluso a los del BDP kurdo, que pidieron sin discrepancias un cese de la violencia. También se cuestionaba la actitud policial y se pedían explicaciones sobre las primeras cargas del viernes.

Aunque esta actitud de los medios pueda parecer hipócrita, aunque el principal motivo pueda haber sido proteger los intereses económicos (el lunes, la bolsa de Estambul cayó un 10%) podemos apreciar un punto de inflexión que puede conseguir que las protestas y su significado no caigan en el olvido. Gran parte de los telespectadores turcos han vivido estos días ajenos a lo que estaba ocurriendo. Como mucho, cuando iban por la mañana a sus trabajos veían los destrozos ocasionados en el centro. Luego en los medios se hablaba de grupos radicales. El Primer Ministro los definía como gamberros. Esa imagen negativa, de haber continuado así, se hubiera mantenido. Pero desde ayer se ofrece también otra imagen, la de la policía atacando a jóvenes, la de la policía cargando sin necesidad contra gente mayor. Que eso aparezca ahora en los medios es de vital importancia porque puede ayudar a que parte de la audiencia valore de forma diferente lo ocurrido y que desaparezca esa imagen de joven-universitario-radical-de izquierdas que desde hace tanto tiempo se difunde en los medios. Puede ayudar a mostrar que el gobierno se ha estado entrometiendo en la vida privada de sus ciudadanos, que Turquía realmente se ha convertido en un estado policial y que ha estado cargando contra sus propios ciudadanos sin motivos reales.

Ahora queda por ver cómo reaccionará el Primer Ministro a su vuelta, mañana día 6 de junio. Bülent Arınç afirmó que sus declaraciones habían sido tomadas por el gabinete y que el mismo Primer Ministro estaba informado. De continuar así, ¿la imagen de Tayyip se verá perjudicada dentro de Turquía? Para una parte de la población ya era muy negativa pero no así para los votantes del AKP que lo perciben como una especie de héroe de la democracia. No creo que las protestas vecinales decaigan pero sí deseo que las protestas violentas en las ciudades terminen porque a la larga solo pueden perjudicar a los mismos protestantes. El Parque Gezi, de momento, es una fiesta a la que todo el mundo puede acudir. El gobierno seguirá tomando decisiones políticas sin ningún obstáculo gracias a su mayoría absoluta pero quizás rebaje su actitud arrogante que desprecia continuamente a un amplio sector de la población turca. Y ese era uno de los principales motivos que había llevado a la gente a las calles.

Para terminar celebro que un buen amigo saliera ayer libre después de estar dos días detenido.



Marc Saurina Lucini
5 de junio de 2013

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