Todo
lo que está pasando en Turquía ocurre a tal velocidad que es difícil aún sacar
conclusiones e incluso entender qué está ocurriendo a cada momento. Las
protestas iban evolucionando hacia un punto muerto en el que la violencia se
había apoderado de las concentraciones en muchos puntos del país. Mientras
Taksim (en el Parque Gezi) se había pacificado y gente de todo tipo acampaba de
nuevo, en ciudades como Ankara, Izmir y algunos barrios de Estambul como
Beşiktaş la lucha se había radicalizado. En ciudades de regiones como la de Hatay,
donde reside una gran parte de la población árabe-turca, las protestas
provocaron una segunda muerte, la de un chico de 22 años, Abdullah Cömert.
Sin
embargo, la salida del Primer Ministro Erdoğan del país ha sentado las bases
para un cambio en la línea política del gobierno hacia las protestas. Tras las
declaraciones del Presidente de la República, Abdullah Gül, pidiendo calma,
admitiendo un exceso en el uso de la violencia por parte de la policía y
afirmando que el mensaje de la población había calado, que la democracia no se
trata únicamente de comicios electorales, ayer el Vice-Primer Ministro, Bülent
Arınç, pidió incluso perdón por las cargas policiales del viernes y llamó a los
de la Plataforma Taksim para sentarse y dialogar. ¿Es todo esto una muestra de
desavenencias dentro del mismo gobierno o se trata simplemente de una
estrategia para sofocar las protestas y volver a la normalidad?
Por
otro lado, las protestas de ayer se dirigieron también a los medios de
comunicación dominantes. Miles de personas retiraron efectivo y anularon
tarjetas de crédito de bancos como el Garanti, del Holding Doğuş que a su vez
controla el canal de televisión NTV. Protestas frente a la sede central del
Banco Garanti quejándose de la cobertura (o más bien de la no-cobertura) de las
protestas obligaron incluso a su Director General a disculparse diciendo: “Yo
también estaba allí, yo también soy un gamberro”, en referencia al apelativo
usado por el Primer Ministro para referirse a los protestantes el sábado 1 de
junio. En las redes sociales protestas similares aparecieron contra la cadena
CNN Türk que había ofrecido un documental sobre pingüinos mientras la CNN
Internacional transmitía en directo las protestas.
Ayer
por la noche en casi cada barrio de las grandes ciudades turcas se organizaron
actos de protesta programados a partir de las 21:00 horas. En mi barrio empezó
de forma puntual con gente en la calle, cacerola y cuchara en mano, alguna que
otra persona con tambores y prácticamente todos los coches tocando la bocina
continuamente. El ruido y el jaleo continuó hasta las 12 de la noche. Es
increíble ver cómo el pueblo turco no se cansa de protestar pues cada día hay
más ambiente por la noche.
Respecto
a la violencia, ayer el grupo Çarşı de Beşiktaş en un comunicado informó que no
se enfrentaría con la policía y que solo marcharía hacia Taksim. En Ankara, en
Kızılay, miles de personas volvieron a concentrarse pero en este caso la
policía se mantuvo durante horas sin cargar. A última hora se tiene constancia
de que hubo lanzamientos de gases lacrimógenos pero ya a una escala menor. El
único punto preocupante, a mi parecer, es que las protestas se extiendan y se
radicalicen en otros puntos de la geografía turca donde existe una población mayoritaria
kurda o aleví, ya que esto dotaría de otro significado al conflicto y podría
dividir a la población. Ayer hubo choques violentos en Dersim (con población
aleví), en Tunceli (kurda) y Hatay (árabe).
El
cambio más significativo, sin embargo, pudimos observarlo en los canales de TV.
Ayer, a excepción de la cadena estatal TRT y alguna más, la mayoría de los
canales de TV informaron, por primera vez, de forma distinta. Al fin, los
espectadores turcos pudieron ver imágenes de la policía cargando contra jóvenes,
pudieron escuchar las declaraciones de muchos protestantes y se dio voz a todos
los representantes políticos, incluso a los del BDP kurdo, que pidieron sin
discrepancias un cese de la violencia. También se cuestionaba la actitud
policial y se pedían explicaciones sobre las primeras cargas del viernes.
Aunque
esta actitud de los medios pueda parecer hipócrita, aunque el principal motivo
pueda haber sido proteger los intereses económicos (el lunes, la bolsa de
Estambul cayó un 10%) podemos apreciar un punto de inflexión que puede
conseguir que las protestas y su significado no caigan en el olvido. Gran parte
de los telespectadores turcos han vivido estos días ajenos a lo que estaba
ocurriendo. Como mucho, cuando iban por la mañana a sus trabajos veían los
destrozos ocasionados en el centro. Luego en los medios se hablaba de grupos
radicales. El Primer Ministro los definía como gamberros. Esa imagen negativa,
de haber continuado así, se hubiera mantenido. Pero desde ayer se ofrece
también otra imagen, la de la policía atacando a jóvenes, la de la policía
cargando sin necesidad contra gente mayor. Que eso aparezca ahora en los medios
es de vital importancia porque puede ayudar a que parte de la audiencia valore
de forma diferente lo ocurrido y que desaparezca esa imagen de
joven-universitario-radical-de izquierdas que desde hace tanto tiempo se
difunde en los medios. Puede ayudar a mostrar que el gobierno se ha estado
entrometiendo en la vida privada de sus ciudadanos, que Turquía realmente se ha
convertido en un estado policial y que ha estado cargando contra sus propios
ciudadanos sin motivos reales.
Ahora
queda por ver cómo reaccionará el Primer Ministro a su vuelta, mañana día 6 de
junio. Bülent Arınç afirmó que sus declaraciones habían sido tomadas por el
gabinete y que el mismo Primer Ministro estaba informado. De continuar así, ¿la
imagen de Tayyip se verá perjudicada dentro de Turquía? Para una parte de la
población ya era muy negativa pero no así para los votantes del AKP que lo
perciben como una especie de héroe de la democracia. No creo que las protestas
vecinales decaigan pero sí deseo que las protestas violentas en las ciudades
terminen porque a la larga solo pueden perjudicar a los mismos protestantes. El
Parque Gezi, de momento, es una fiesta a la que todo el mundo puede acudir. El
gobierno seguirá tomando decisiones políticas sin ningún obstáculo gracias a su
mayoría absoluta pero quizás rebaje su actitud arrogante que desprecia
continuamente a un amplio sector de la población turca. Y ese era uno de los
principales motivos que había llevado a la gente a las calles.
Para
terminar celebro que un buen amigo saliera ayer libre después de estar dos días
detenido.
Marc Saurina Lucini
5 de junio de 2013
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