lunes, 1 de septiembre de 2014

Primer 'Día de la Victoria' de un Erdogan entronizado y los titulares de prensa

El sábado 30 de agosto es el 'Día de la Victoria' en Turquía (Zafer Bayrami), día en el que se rememora la victoria de las tropas turcas (otomanas) comandadas por Atatürk ante los griegos en 1922. La victoria significó el inicio del retroceso de las tropas helénicas, su posterior expulsión de Anatolia y, al año siguiente, la proclamación de la República de Turquía. Fue una de las primeras festividades celebradas en la nueva república a la que se le fueron añadiendo otras como el 'Día de la República' (29 de octubre), el 'Día de los Niños' (23 de abril) o el 'Día de los Jóvenes y el Deporte (19 de mayo). Zafer Bayramı es, quizás, una de las más especiales y durante años ha sido una muestra de fuerza del nacionalismo turco con un claro discurso chovinista en el que Atatürk era ensalzado como padre y artífice no solo de la República sino de las victorias en el campo de batalla y de la hombría del pueblo turco.

Sin embargo, el 30 de agosto de 2014 ha sido el primer 'Día de la Victoria' de Erdogan, de su 'Nueva Turquía' sin saber aún si el ostracismo al que ha sido condenado Atatürk estos últimos años, siempre a la sombra del ahora Presidente pero hasta hace poco Primer Ministro, significará su desaparición progresiva del imaginario de la República y su lugar lo ocupará Erdogan como bien parece desear. También está por ver cómo actuará el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) sin su líder ya que el Presidente de la República, en caso de estar activo en la vida política, deja su partido una vez empiezan sus funciones como presidente. El nuevo Primer Ministro y ex-Ministro de Asuntos Exteriores, Ahmet Davutoğlu, tiene como tarea liderar a un partido en el que solo ha habido un líder. De hecho, para muchos ciudadanos turcos que votaron a Erdogan en las presidenciales (obtuvo un 51% de los votos) el AKP no es sino Erdogan. Durante las elecciones locales de este año, la multitud reunida en la sede del partido en Estambul voceaba el nombre de Erdogan cuando se confirmó la victoria y no el de Kadir Topbas, el alcalde de Estambul.


Durante todos estos años Erdogan, su partido y todas las redes de control desplegadas en distintos ámbitos (locales, institucionales, nacionales) han conseguido lo que ningún partido había logrado antes. Aquellas instituciones estatales fieles al kemalismo, al laicismo y, consecuentemente, reaccionarias ante cualquier tipo de cambio (fuese el que fuese) que se habían mantenido de forma autónoma como son el cuerpo de jueces y fiscales y el ejército han acabado engullidas, o más bien fagocitadas, por el Estado de Erdogan mediante reformas de leyes, causas judiciales y referendos populares 'con trampa'. Las élites kemalistas, que habían ido perdiendo progresivamente fuerza y, también, capacidad de cohesionar a la mayoría de la población llevan ya años sin constituir un peligro o una amenaza a la nueva hegemonía orgánica del AKP que se ha extendido a prácticamente todos los niveles de la vida pública, política, económica, funcionarial, educativa y mediática.  

Uno de los iconos políticos de Turquía en el que se había visto Erdogan reflejado y con el cual ha sido comparado en más de una ocasión ha sido Turgut Özal (Primer Ministro entre 1983 y 1989 y Presidente hasta su muerte en 1993). Turgut Ozal fue el artífice de otra revolución en Turquía. Tras el golpe de estado de 1980 y el 'exterminio' de todo grupo de izquierdas y socialista se abrió una etapa con una nueva Turquía que abrazaba la economía libre de mercado y 'se democratizaba'. Durante los años de Turgut Özal se fomentó un nacionalismo en el que el elemento religioso pasaba a ser una de sus piezas de anclaje fundamentales para contrarestar los peligros de las ideología de izquierdas. Özal fue muy popular entre las masas con la ayuda de los medios de comunicación y de una industria mediática en auge (tras unos primeros años de resistencia) y su partido ganó varias elecciones generales con amplia mayoría. Sin embargo, la obsesión de Özal por convertirse en Presidente, la máxima figura política del país, marcó el ocaso del líder y de su partido que acabó prácticamente desaparecido.

No parece ser que este vaya a ser el caso también de Erdogan que realiza el salto a la Presidencia con todos los cabos atados. Ni las protestas de Gezi, máxima expresión de protesta de una clase joven media que se opone a un nuevo sultanato, han conseguido variar su hoja de ruta. ¿Qué será lo siguiente? Si las elecciones generales de 2015 confirman una nueva victoria del AKP posiblemente se inicie una reforma para eliminar la figura de Primer Ministro y el control sería, si no mayor, más directo. El poder acumulado por Erdogan es inquietante. Ministros y otros políticos de su partido no osan hacerle sombra, criticarle, y parecen no tener voz propia. Durante las protestas del año pasado más de un político (incluido el Presidente Abdullah Gül y el Vice-Primer Ministro Bülent Arinç) se desdijeron de comentarios realizados en público tras declaraciones de Erdogan. Él parece tener la última palabra y el control de casi todo. Sus ansias de poder se ven reflejadas también en su deseo de dejar su huella como el gran líder de la nación turca que pasará a la posteridad. El palacio construido en Ankara es una ostentación innecesaria de grandeza y arquitectura 'neo-otomana' y me atrevería a decir que responde a la necesidad de construir un nuevo legado que no dependa del legado de Atatürk a ningún nivel, incluido el lugar de residencia del mandatario del país. El palacio, ideado para el Primer Ministro, no podrá ser ocupado pro Erdogan, que ya está instalado en Çankaya, pero la obra ahí está, en su última fase de construcción y el 2015 va a ser un año de gran intensidad política en Turquía.




La prensa, sumisa, ensalzó al nuevo Presidente (también Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas) y tendió incluso a un punto tabloidizante en el que la política se vuelve un espectáculo y no hay ni línea editorial.

Así, periódicos como Sabah (fiel a todo discurso oficial) y Hürriyet (fiel a todo discurso oficial cuando es necesario) destacaron en sus titulares la canción tradicional turca (Yemen türküsü) que cantó el Presidente dejando a todos los presentes sorprendidos.

Erdogan sorpendió con Yemen (el nombre de la canción)

El Türkü Yemen en Çankaya


 
Otros como Milliyet destacaron el júbilo del Día de la Victoria con el nuevo presidente:

El júbilo de la victoria
Los periódicos más pro-gobierno optaron por seguir la agenda del gobierno de criticar al líder religioso Fethullah Gülen, aliado en su día del AKP, usando la terminología oficial de 'estructuras paralelas' para dar cuenta de filtraciones, espías y oposición dentro del mismo Estado. El periódico Güneş lanzó el titular: "Nueva propaganda escalofriante de la estructura paralela 'resistan que Erdogan morirá'" con una fotografía de Fethullah Gülen rezando. En Star, también hacen referencia a esta lucha interna entre grupos conservadores con el titular "Limpieza de mafias es deber de estado".



Y en esa obsesión de Erdogan, transmitida a través de varios periódicos, de terminar con todo prestigio que tuviera Fethullah Gülen, el periódico del grupo, Zaman, prácticamente ignora el Día de la Victoria de Erdogan, dejando un pequeño titular en la parte superior de la portada, y se centra en una descalificación de un terreno que pertenecía al ejército en Estambul, en una de las pocas zonas verdes que le quedan a la ciudad, y la construcción de viviendas que se realizará en una crítica a la fiebre inmobiliaria.

Así, criticando a Erdogan de forma directa y con una tirada significante queda solamente Sözcü, periódico habitual ya entre los sectores más kemalistas, que no informa sino que mantiene sus ventas por simplemente criticar y difamar todo lo relacionado con Erdogan y que este permite que exista pues, sencillamente, porque parece ser que este no ve ya ni un peligro ni una amenaza en estos sectores. El titular de Sözcü remarca el ascenso de toda la familia de Erdogan desde los años noventa, cuando simbolizaban la familia tradicional y modesta de Turquía, hasta la actual en la que sus hijos poseen varias empresas. El titular remarca que la Nueva Turquía a la que hace referencia Erdogan no es sino 'Su Turquía'. 


En el año 2002 Erdogan se convirtió en el primer Primer Ministro de la República laica de Turquía que procedía del islamismo político. En 2014 ha llegado a la Presidencia, símbolo máximo del laicismo de Estado. ¿Es esta la culminación de la Nueva Turquía? La Turquía de Erdogan representa exactamente a la mitad de la población turca. La simbiosis entre partido y Estado ha llegado a su máxima expresión y se nutre de las divisiones de la otra mitad incapaces de hacer un frente político y divididos entre sectores progresistas, kurdos y conservadores kemalistas. El mantenimiento de este nuevo orden, sin embargo, parece seguir estando supeditado a una sola persona. El AKP sin Erdogan seguramente podrá mantener su superioridad mientras este sea presidente pero puede que las pequeñas fracturas abiertas con las protestas de Gezi empiecen a ser ahora más visibles.

31 de agosto de 2014

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