Hoy domingo día 9 de junio ha sido un día muy intenso. El Primer Ministro ha
realizado, con el permiso de las autoridades, una serie maratoniana de
discursos en distintos puntos de la geografía turca: primero Adana de camino a
Mersin, luego en Mersin y, a su regreso a la capital después de una ausencia de
una semana, en el aeropuerto de Esenboğa así como en varios puntos de la capital turca, entre ellos Altınpark y Akköprü. El trayecto
del aeropuerto a la ciudad, que puede durar si no hay tráfico unos 35 minutos,
ha durado casi 4 horas. Había gente con banderas para recibirlo, policías controlando
el paso, miles de coches que se han quedado atrapados en la cuneta esperando a
que pasara el autobús del Primer Ministro y francotiradores en las azoteas. Las
críticas a las supuesta politización por parte de la oposición de las protestas
del Parque Gezi chocan con la parafernalia desplegada imbuida de triunfalismo y
de populismo que hemos presenciado hoy.
Los discursos han sido agresivos y dejan entrever que no se cederá en nada
ante la gente – a excepción, quizás, de la construcción del centro comercial
que aún no se sabe qué será pues el alcalde de Estambul, Kadir Topbaş, aparece cada
día con algo nuevo. Erdoğan ha
vuelto a descalificar, incluso difamar, a los manifestantes y también los ha
amenazado (a ellos y a todos los grupos que los han apoyado o lo están
haciendo). Da la sensación de que se procederá a una caza de brujas. Desde hace
años nadie podía o no se atrevía a protestar. Ahora muchas personas lo han
hecho y entre ellas muchos artistas. Erdoğan les ha avisado que pagarán caro su desprecio
y su afrenta al pueblo turco. Ha recordado que solo el pueblo y Allah podrán quitarlo
de su cargo y ha vuelto a usar el término ‘çapulcu’, ya de moda en todas
partes, término peyorativo que aunque pueda ser traducido como merodeador o
saqueador también se corresponde con gamberro.
Algunas de las frases de su discurso:
‘Se molestaron porque les llamé gamberros. Los que se hayan
molestado que consulten un diccionario, así verán cuánto de cierto hay en lo
que dije’.
‘Si continuáis con las protestas os vamos a responder con el
idioma que entendéis’.
‘¿Habíais visto antes algo así? Lo único que hacen es dar
golpes y romper. Destrozar y quemar edificios públicos. Quemar coches de
ciudadanos, del pueblo. Y eso no fue suficiente. Agredieron a mis chicas con
velo. Entraron en la mezquita de Dolmabahçe con cervezas y encima lo hicieron
con zapatos’.
(*) Erdoğan
usa aquí dos noticias que han aparecido estos días. Una de ellas fue sobre un
grupo de mujeres con velo que protestaron en Taksim porque habían sido
agredidas verbalmente en sus barrios tras el inicio de las protestas. La otra,
lamentablemente, no es una noticia fiable. El segundo día de los disturbios en
Estambul el almuecín de la mezquita dejó entrar a la gente para que se
refugiara. La mezquita se convirtió en un hospital improvisado. El vídeo que
tenéis aquí abajo muestra imágenes de esa noche. Al día siguiente empezó a
circular la noticia de que se había bebido alcohol en la mezquita y aparecieron
en internet varias fotografías en las que se podía ver la misma lata de cerveza
(aplastada) en distintos lugares del recinto. La noticia ha sido desmentida por
varios medios incluso por periódicos conservadores y próximos al gobierno como Yeni Şafak y el almuecín ha
afirmado que nadie bebió cerveza. Erdoğan, sin embargo, ha usado dicha información en todos los discursos
de hoy insistiendo no solo en el consumo de alcohol sino también en el hecho de
que la gente entró con zapatos, sacando rédito así de la fuerza simbólica de dicha
noticia-rumor.
‘Nosotros somos uno, estamos juntos, somos muchos y fuertes.
Solo os voy a pedir algo. Ya solo quedan siete meses. Siete meses y luego habrá
elecciones municipales. Démosles la primera lección democráticamente, quiero se
la demos en las urnas. La mejor lección que les podemos dar a esos que
calumnian con informaciones falsas será de nuevo en las urnas.
‘Nosotros estamos al lado de los oprimidos y en contra de
los crueles. Esto es así tanto en Turquía como en el extranjero. Siempre ha
sido así y así será’.
‘Nosotros en 10 años hemos plantado 2800 millones de
árboles. Nosotros somos ecologistas. El medio ambiente no es solo verde. El
medio ambiente es también cultura e historia. Eliminar la contaminación, traer
agua. Yo he hecho todo esto en Estambul y aquí en Ankara Melih ha hecho lo
mismo. Y ahora vienen y nos quieren dar lecciones. Vergonzoso’.
(*) Erdoğan hace referencia a su periodo en la alcaldía de
Estambul de los años 90 y Melih Gökçek es el actual alcalde de Ankara. Como
nota añado que hace unos cinco años se encontraron dosis altas de arsénico en
el agua suministrada a la capital y el mismo alcalde afirmó que no era
importante, que él cada día bebía esa agua. Además, el número de árboles
plantados en 10 años ha sido, según el Ministerio de Bosques y Medio Ambiente (Çevre
ve Orman Bakanlığı) de 2,8 millones y no de 2800.
'Y ahora me dirijo a vosotros, los artistas. Hasta ahora que es lo que no habéis obtenido de este gobierno. Ahora todo ha cambiado. Todo va a funcionar distinto. Aquellos que no respeten al gobierno de esta nación, van a pagarlo caro'.
El contraataque del Primer Ministro no ha finalizado aquí.
Se han previsto dos mítines políticos para el fin de semana que viene que
pretenden ser de espectaculares. Uno el sábado en Sincan, localidad cerca de
Ankara donde el AKP acaparó prácticamente todos los votos las anteriores
elecciones, y el otro el domingo en Estambul. Mientras Erdoğan terminaba su último discurso en Ankara
ya casi a las 21 h de la noche, la policía ya estaba cargando contra los
manifestantes en el centro de la ciudad.
Hoy ha sido un día muy movido, muy masivo (por ambos lados)
y parece que vuelve a vislumbrarse la polarización que dividió a la población
durante 2007 justo cuando finalizaba el primer mandato del AKP. Sin embargo,
hay muchos aspectos que distinguen esa polarización de la actual. Entonces
habías dos grupos en liza, el nuevo partido AKP que había obtenido un 34% de
los votos en las elecciones de 2002 y que había logrado el apoyo de sectores
liberales y conservadores con un discurso democrático que ponía énfasis en el
diálogo entre todos los distintos grupos y minorías (fueran religiosas y
étnicas) y los restos de unas elites kemalistas en declive pero que aún tenían
en su poder parte de los medios de comunicación, que respetaban el estatus quo,
y cuerpos del Estado como el de los jueces, rectores y amplios sectores del
ejército. Los intentos de los sectores kemalistas de perjudicar (intentos
democráticos algunos y no tan democráticos otros) al gobierno de cara a las
elecciones no tuvieron éxito pues el régimen ya no era capaz de cohesionar a
toda la sociedad ante un partido que había conseguido reanimar la economía tras
severas crisis a finales de los noventa y que había ido ganando credibilidad a
lo largo del primer mandato. Ahora, en 2013, existe un gobierno que ha
conseguido mediante vías democráticas (y no tan democráticas) hacer desaparecer
todos los focos de oposición y una gran masa de gente al otro lado, sin más
apoyo que el de algunos artistas, que el único aspecto en el que coinciden son en
sus críticas al gobierno y a la autoritaria forma de gobernar del Primer
Ministro.
Eso complica enormemente las posibilidades de que el movimiento
tenga éxito a no ser que se abandonen las protestas y empiece algún tipo de
auto-organización más allá de los lugares de protesta. No hay un apoyo masivo
por parte de ningún grupo político grande. No existe tampoco una ideología
común que pueda unificar a todos los asistentes y la gran mayoría de ellos son
personas sin ninguna vinculación a partido político alguno. Pero entre esa
multitud también podemos identificar, a pesar de que sus dirigentes se hayan
desmarcado de los actos y hayan pedido que no se acudiera a ellos con emblemas
políticos, a simpatizantes de los principales partidos políticos. Así, hay miembros
del MHP (partido ultranacionalista que
rechaza cualquier concesión a los kurdos), del BDP (el partido de los
kurdos), también del AKP (disgustados con la actuación del gobierno tras las
protestas) y, sobretodo, del CHP (que añoran el kemalismo y siguen teniendo a
Atatürk como único héroe de la República). El uso de algunos lemas como “Somos
los soldados de Atatürk” ha incomodado a muchos de los manifestantes que han
respondido con pancartas con lemas como “No somos los soldados de nadie”. En
los discursos de Erdoğan hemos
oído estos dos días la réplica: “Somos los soldados de Tayyip”. Hoy, en Kuğulu Park, se ha cantado el himno
nacional como si el futuro de la nación estuviera en peligro (lo está para
muchos turcos, pero el motivo original de las protestas no era ese). El uso de
banderas turcas en las marchas por las distintas ciudades es el mismo que hemos
podido observar en los mítines realizados por el Primer Ministro desde su
llegada a Estambul el jueves por la noche.
No estamos ante un posible cambio de régimen, no
presenciaremos una dimisión así como tampoco creo que se adelanten las
elecciones. El gobierno del AKP ha ganado todas las elecciones democráticamente
y mientras tenga un apoyo popular no hay presión exterior o interior que pueda
realmente modificar nada. El conflicto se ha politizado y el Primer Ministro ha
manifestado su resolución de terminar con el problema mediante actos políticos
hasta que no les quede fuerza a los protestantes. Teniendo en cuenta que
Turquía ha crecido económicamente con el AKP a través de políticas neo-liberales
muy agresivas en las que se han privatizado muchas empresas estatales y que han
surgido durante estos 10 años corporativas muy fuertes (sean con capital
extranjero o sin él), es factible pensar que atacar al mismo sistema
neo-liberal que ha hecho fuerte a este partido sería una de las pocas opciones
que existiría para conseguir que el gobierno diera un paso atrás o cediera en
su empeño de eliminar todo tipo de oposición (política, cultural, social). A
pequeña escala esto ya ha ocurrido. En Ankara, tras el cierre de las puertas a
protestantes que huían de la policía en varios locales de la ciudad, se pidió
el boicot a esos locales. Entre ellos, el Leman Kültür, un local que siempre
está lleno, y la heladería Mado, también con mucha clientela. Sorprende ver
ahora a estos locales con solo 2 o 3 mesas ocupadas. La situación ha llegado a
tal punto que en Mado se han colgado banderas turcas. Los ataques a los serviles
medios de comunicación también han sido, de momento, efectivos. La mayoría de
empresas del sector de la comunicación en Turquía forman parte de grandes
corporativas con empresas en sectores muy variados entre los cuales destaca el sector
bancario. La retirada de efectivo de cuentas bancarias y la cancelación de
tarjetas de crédito en el Banco Garanti en protesta a la cobertura ofrecida por
NTV (del mismo grupo) ha obtenido resultados rápidos ya que desde el lunes de
la semana pasada algunos informativos empezaron a ser relativamente críticos
con el gobierno y con la actuación policial y ofrecieron imágenes de cargas
contra los jóvenes.
Pero para eso es necesario una toma de conciencia, mostrar
una postura uniforme en algunos aspectos y pasar a otro tipo de protesta
distinta a la lucha callejera. También se debería abandonar la diversión y la
fiesta que se vive durante las horas del día en muchas ciudades y casi a todas
horas en Gezi. Las redes sociales deberían seguir cumpliendo la función que han
llevado a cabo de informar y promover actos de protesta pasiva y pacífica.
De hecho muchos de los que apoyan a las protestas (sea
presencialmente o a través de las redes) insisten en que se debe seguir
resistiendo. ¿Pero cómo? ¿Contra qué? El gobierno cuenta con un suficiente apoyo
electoral para volver a ganar las elecciones y las luchas callejeras tampoco
están dando sus frutos pues cada día se repite la misma situación y el
agotamiento empieza a hacer mella. Continuar solo causaría daños humanos y no
resolvería nada.
Para rebajar un poco la tensión os dejo con un video del
grupo Kardeş Türküler en
apoyo a las protestas (con subtítulos en inglés):
9-10 de junio
No hay comentarios:
Publicar un comentario