lunes, 1 de septiembre de 2014

Primer 'Día de la Victoria' de un Erdogan entronizado y los titulares de prensa

El sábado 30 de agosto es el 'Día de la Victoria' en Turquía (Zafer Bayrami), día en el que se rememora la victoria de las tropas turcas (otomanas) comandadas por Atatürk ante los griegos en 1922. La victoria significó el inicio del retroceso de las tropas helénicas, su posterior expulsión de Anatolia y, al año siguiente, la proclamación de la República de Turquía. Fue una de las primeras festividades celebradas en la nueva república a la que se le fueron añadiendo otras como el 'Día de la República' (29 de octubre), el 'Día de los Niños' (23 de abril) o el 'Día de los Jóvenes y el Deporte (19 de mayo). Zafer Bayramı es, quizás, una de las más especiales y durante años ha sido una muestra de fuerza del nacionalismo turco con un claro discurso chovinista en el que Atatürk era ensalzado como padre y artífice no solo de la República sino de las victorias en el campo de batalla y de la hombría del pueblo turco.

Sin embargo, el 30 de agosto de 2014 ha sido el primer 'Día de la Victoria' de Erdogan, de su 'Nueva Turquía' sin saber aún si el ostracismo al que ha sido condenado Atatürk estos últimos años, siempre a la sombra del ahora Presidente pero hasta hace poco Primer Ministro, significará su desaparición progresiva del imaginario de la República y su lugar lo ocupará Erdogan como bien parece desear. También está por ver cómo actuará el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) sin su líder ya que el Presidente de la República, en caso de estar activo en la vida política, deja su partido una vez empiezan sus funciones como presidente. El nuevo Primer Ministro y ex-Ministro de Asuntos Exteriores, Ahmet Davutoğlu, tiene como tarea liderar a un partido en el que solo ha habido un líder. De hecho, para muchos ciudadanos turcos que votaron a Erdogan en las presidenciales (obtuvo un 51% de los votos) el AKP no es sino Erdogan. Durante las elecciones locales de este año, la multitud reunida en la sede del partido en Estambul voceaba el nombre de Erdogan cuando se confirmó la victoria y no el de Kadir Topbas, el alcalde de Estambul.


Durante todos estos años Erdogan, su partido y todas las redes de control desplegadas en distintos ámbitos (locales, institucionales, nacionales) han conseguido lo que ningún partido había logrado antes. Aquellas instituciones estatales fieles al kemalismo, al laicismo y, consecuentemente, reaccionarias ante cualquier tipo de cambio (fuese el que fuese) que se habían mantenido de forma autónoma como son el cuerpo de jueces y fiscales y el ejército han acabado engullidas, o más bien fagocitadas, por el Estado de Erdogan mediante reformas de leyes, causas judiciales y referendos populares 'con trampa'. Las élites kemalistas, que habían ido perdiendo progresivamente fuerza y, también, capacidad de cohesionar a la mayoría de la población llevan ya años sin constituir un peligro o una amenaza a la nueva hegemonía orgánica del AKP que se ha extendido a prácticamente todos los niveles de la vida pública, política, económica, funcionarial, educativa y mediática.  

Uno de los iconos políticos de Turquía en el que se había visto Erdogan reflejado y con el cual ha sido comparado en más de una ocasión ha sido Turgut Özal (Primer Ministro entre 1983 y 1989 y Presidente hasta su muerte en 1993). Turgut Ozal fue el artífice de otra revolución en Turquía. Tras el golpe de estado de 1980 y el 'exterminio' de todo grupo de izquierdas y socialista se abrió una etapa con una nueva Turquía que abrazaba la economía libre de mercado y 'se democratizaba'. Durante los años de Turgut Özal se fomentó un nacionalismo en el que el elemento religioso pasaba a ser una de sus piezas de anclaje fundamentales para contrarestar los peligros de las ideología de izquierdas. Özal fue muy popular entre las masas con la ayuda de los medios de comunicación y de una industria mediática en auge (tras unos primeros años de resistencia) y su partido ganó varias elecciones generales con amplia mayoría. Sin embargo, la obsesión de Özal por convertirse en Presidente, la máxima figura política del país, marcó el ocaso del líder y de su partido que acabó prácticamente desaparecido.

No parece ser que este vaya a ser el caso también de Erdogan que realiza el salto a la Presidencia con todos los cabos atados. Ni las protestas de Gezi, máxima expresión de protesta de una clase joven media que se opone a un nuevo sultanato, han conseguido variar su hoja de ruta. ¿Qué será lo siguiente? Si las elecciones generales de 2015 confirman una nueva victoria del AKP posiblemente se inicie una reforma para eliminar la figura de Primer Ministro y el control sería, si no mayor, más directo. El poder acumulado por Erdogan es inquietante. Ministros y otros políticos de su partido no osan hacerle sombra, criticarle, y parecen no tener voz propia. Durante las protestas del año pasado más de un político (incluido el Presidente Abdullah Gül y el Vice-Primer Ministro Bülent Arinç) se desdijeron de comentarios realizados en público tras declaraciones de Erdogan. Él parece tener la última palabra y el control de casi todo. Sus ansias de poder se ven reflejadas también en su deseo de dejar su huella como el gran líder de la nación turca que pasará a la posteridad. El palacio construido en Ankara es una ostentación innecesaria de grandeza y arquitectura 'neo-otomana' y me atrevería a decir que responde a la necesidad de construir un nuevo legado que no dependa del legado de Atatürk a ningún nivel, incluido el lugar de residencia del mandatario del país. El palacio, ideado para el Primer Ministro, no podrá ser ocupado pro Erdogan, que ya está instalado en Çankaya, pero la obra ahí está, en su última fase de construcción y el 2015 va a ser un año de gran intensidad política en Turquía.




La prensa, sumisa, ensalzó al nuevo Presidente (también Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas) y tendió incluso a un punto tabloidizante en el que la política se vuelve un espectáculo y no hay ni línea editorial.

Así, periódicos como Sabah (fiel a todo discurso oficial) y Hürriyet (fiel a todo discurso oficial cuando es necesario) destacaron en sus titulares la canción tradicional turca (Yemen türküsü) que cantó el Presidente dejando a todos los presentes sorprendidos.

Erdogan sorpendió con Yemen (el nombre de la canción)

El Türkü Yemen en Çankaya


 
Otros como Milliyet destacaron el júbilo del Día de la Victoria con el nuevo presidente:

El júbilo de la victoria
Los periódicos más pro-gobierno optaron por seguir la agenda del gobierno de criticar al líder religioso Fethullah Gülen, aliado en su día del AKP, usando la terminología oficial de 'estructuras paralelas' para dar cuenta de filtraciones, espías y oposición dentro del mismo Estado. El periódico Güneş lanzó el titular: "Nueva propaganda escalofriante de la estructura paralela 'resistan que Erdogan morirá'" con una fotografía de Fethullah Gülen rezando. En Star, también hacen referencia a esta lucha interna entre grupos conservadores con el titular "Limpieza de mafias es deber de estado".



Y en esa obsesión de Erdogan, transmitida a través de varios periódicos, de terminar con todo prestigio que tuviera Fethullah Gülen, el periódico del grupo, Zaman, prácticamente ignora el Día de la Victoria de Erdogan, dejando un pequeño titular en la parte superior de la portada, y se centra en una descalificación de un terreno que pertenecía al ejército en Estambul, en una de las pocas zonas verdes que le quedan a la ciudad, y la construcción de viviendas que se realizará en una crítica a la fiebre inmobiliaria.

Así, criticando a Erdogan de forma directa y con una tirada significante queda solamente Sözcü, periódico habitual ya entre los sectores más kemalistas, que no informa sino que mantiene sus ventas por simplemente criticar y difamar todo lo relacionado con Erdogan y que este permite que exista pues, sencillamente, porque parece ser que este no ve ya ni un peligro ni una amenaza en estos sectores. El titular de Sözcü remarca el ascenso de toda la familia de Erdogan desde los años noventa, cuando simbolizaban la familia tradicional y modesta de Turquía, hasta la actual en la que sus hijos poseen varias empresas. El titular remarca que la Nueva Turquía a la que hace referencia Erdogan no es sino 'Su Turquía'. 


En el año 2002 Erdogan se convirtió en el primer Primer Ministro de la República laica de Turquía que procedía del islamismo político. En 2014 ha llegado a la Presidencia, símbolo máximo del laicismo de Estado. ¿Es esta la culminación de la Nueva Turquía? La Turquía de Erdogan representa exactamente a la mitad de la población turca. La simbiosis entre partido y Estado ha llegado a su máxima expresión y se nutre de las divisiones de la otra mitad incapaces de hacer un frente político y divididos entre sectores progresistas, kurdos y conservadores kemalistas. El mantenimiento de este nuevo orden, sin embargo, parece seguir estando supeditado a una sola persona. El AKP sin Erdogan seguramente podrá mantener su superioridad mientras este sea presidente pero puede que las pequeñas fracturas abiertas con las protestas de Gezi empiecen a ser ahora más visibles.

31 de agosto de 2014

domingo, 1 de junio de 2014

Primer aniversario de Gezi

El sábado 31 de mayo la gente volvió a salir a las calles en Turquía para recordar o mejor para evitar que se olvide el espíritu de las protestas de Gezi: lo que significó y lo que aún puede o debe significar. 

Así, como en anteriores ocasiones pudimos ver la crudeza con la que la policía turca reprimía las concentraciones en la mayoría de las ciudades. Mientras en algunas urbes la gente se pudo concentrar de forma pacífica (como en Antalya o Denizli), de una forma que ya se ha convertido en clásica o tradicional la policía cargó en Estambul, Ankara, Izmir, Hatay, Adana y otros lugares. Resultado: centenares de detenciones y heridos. 

Entre las imágenes que han circulado más están las de personas en el suelo en estado semi-inconsciente cubiertas por una nube de gas pimienta o las imágenes de la detención en la Avenida Istiklal de Estambul del reportero de la CNN Ivan Watson, detención en directo, a lo bruto, al estilo al que ya nos hemos acostumbrado. Pero en el fondo, no hay nada especialmente nuevo en las protestas que se dieron ayer en Turquía. Es más, desde que estalló el conflicto en junio del año pasado no hemos tenido ningún mes de tranquilidad y de forma periódica han ocurrido sucesos o han salido a la luz irregularidades del gobierno (la política del yo mando, yo decido, yo hago y el pueblo no tiene que saber nada). Así, las imágenes de ayer podrían haber sido tomadas en cualquier momento entre junio de 2013 y hoy. Que la gente siga protestando es de admirar, más si tenemos en cuenta el enorme y represivo estado policial en el que se ha convertido Turquía desde que está en manos de Erdogan (otro tema sería qué tipo de estado era antes de que él llegara). Pero la impasibilidad hacia las demandas de la población y la rigidez con la que el gobierno turco ha reaccionado hacia las protestas no se ha modificado ni un ápice desde que éstas empezaron. Por decirlo de otra forma, la empatía ha sido nula, inexistente. 




Más aún, el Primer Ministro se vio refrendado en las elecciones locales (que más bien fue una especie de contienda en la que se votaba a favor de Erdogan o en contra) al obtener más del 40% de los votos. No hay oposición en Turquía, no hay alternativas políticas. El electorado del AKP se ha mantenido prácticamente firme al lado del gobierno pese a la crudeza con la que la policía ha actuado en todo momento. Sus votantes no se horrorizaron cuando Erdogan hizo abuchear a la madre de Berkin Elvan, joven de 15 años que murió tras meses en coma por una cápsula de gas disparada por la policía, que había culpado al gobierno y a Erdogan mismo de la muerte de su hijo. Así como no hay policías acusados por ninguna de las nueve muertes que se han producido hasta el momento. Hace una semana Uğur Kurt murió en la entrada de una cemevi, el lugar de rezo de la comunidad aleví (odiada y no aceptada por el gobierno y la mayoría de la población musulmana y suní). Un disparo de la policía le alcanzó mientras entraba en la cemevi. ¿Qué ocurrió? Había una protesta cerca de allí en la que se quería homenajear a Berkin Elvan, también aleví, en el barrio de Okmeydani en Estambul. En un momento de caos la policía realizó varios disparos (con gran profesionalidad) y uno de ellos alcanzó la cabeza de Uğur Kurt que murió al cabo de unas horas. El Primer Ministro, en declaraciones del día siguiente, en vez de cuestionar la policía, en lugar de lamentar la muerte de Uğur Kurt, culpó a los protestantes y se volvió a referir al joven Berkin Elvan con las siguientes palabras: "¿Es que cada vez que muera alguien tendremos que hacer actos y ceremonias?". 

¿Qué valor se le da a la vida? La desgracia minera en Soma, donde oficialmente -- nadie se cree esa cifra -- han muerto 301 mineros ha destapado el rencor hacia el gobierno ahora también en las zonas rurales. Pero parece estar ya olvidado. En diciembre de 2013 un escándalo de corrupción empezó a salpicar políticos y empresarios subiendo de categoría hasta alcanzar ministros e incluso el hijo de Erdogan, Bilal. Pocos meses después todo está olvidado, los acusados todos en libertad y todos los jefes de policía y fiscales que iniciaron el caso trasladados a otros centros o apartados del caso.



Mediante un Estado que lo controla todo, que lo calla todo, que reprime todo lo que critique o se oponga a cualquier cosa, ¿qué pueden resolver las protestas? Las protestas cansan a los protestantes y también a la gente que no acude a ellas (simpaticen o no). La esperanza que trajo Gezi, pues después de años la gente salía a las calles, se ha convertido de nuevo en desesperanza. Erdogan no sucumbe, al contrario, parece salir siempre reforzado de todo envite. Ahora optará incluso a convertirse en presidente de la República después de 3 mandatos como Primer Ministro. 

Así es la democracia turca. El problema no es solo local. El problema no es solo el barrio, sino toda la sociedad, una sociedad polarizada desde arriba. Se ha potenciado esa polarización como estrategia de control, jugando con los números. Si la economía permite mantener el estado policial poco cambiará. Por cada 100000 personas hay unos 100 médicos en Turquía ... y 475 policías. Después de Rusia, Turquía se ha convertido en el país con más policías por habitante. 

Taksim y el Parque Gezi continuamente cerrados. Un parque para la policía. En Ankara, en Güven Park, en el centro, la policía lleva asentada, acampada literalmente, desde hace meses. Así el gobierno mantiene el control absoluto del país pero necesita de todo este contigente policial, y lo necesita a diario. Porque también hay miedo. Si existiera consenso, si se hubiera actuado pensando en toda la sociedad, esto ahora no ocurriría. No habría protestas o estas hubieran desaparecido de forma natural, no habría necesidad de tantos policías. 

El sistema ya está corrupto y ha entrado en un círculo vicioso. Las protestas no cambian nada, por ahora, pero hacen sentir al gobierno ese miedo, ese miedo de que el sistema en el que vive, en el que se ha aposentado, está ya decadente, está ya empezando a desaparecer. Y además de las protestas es necesario que la sociedad se auto-organice, que trabaje desde abajo para cambiar, para innovar, para experimentar y para descubrir que existen otras vías. Y ahí, de las protestas al empoderamiento de la sociedad.

En el primer aniversario de Gezi, más protestas y más detenciones. Eso significa que Gezi no ha muerto. Y desde aquí un mensaje de apoyo hacia los barceloneses y #CanVies.

#Geziyiunutma #ConstruimCanVies

1 de junio

viernes, 21 de marzo de 2014

¿Bloquear twitter antes de unas elecciones locales?

El Primer Ministro, en el discurso de ayer en Bursa, volvió a atacar a las redes sociales y a sus usuarios. Eso no es libertad, decía. La libertad es otra cosa. Llegaremos hasta el fondo.

Y así, por la noche, se bloqueó el acceso a twitter dejando a millones de internautas boquiabiertos.



Twitter se ha convertido estos últimos años y, especialmente, desde el inicio de las protestas en junio de 2013, en una herramienta para la movilización de la gente y para obtener información que no circula por los principales medios, supeditados al gobierno y a los flujos de información que este determina. Ha sido también el lugar de partida de muchos videos y grabaciones de voz que delatan a la elite política en casos de corrupción. Pero bloquear el acceso a tan solo 9 días de las elecciones locales parece no tener sentido.

La página no está prohibida, simplemente se ha restringio el acceso. Un comunicado del TIB (la Presidencia de Telecomunicaciones) lo anunciaba como una 'medida preventiva'. Naturalmente, bloquear una red social no es suficiente para acallar las críticas. Quedan otras. Y aunque también fueran bloqueadas se abrirán nuevos caminos para seguir haciendo lo mismo o, incluso, ir más allá.
La comunidad internacional también está mostrando su rechazo a la medida.

Es posible acceder a twitter configurando nuevas direcciones DNS o utilizando programas que aseguren oculten la dirrección IP. Entonces,  ¿qué sentido tiene esta medida?

A tan solo pocos días de las elecciones, el gobierno sabe que no va a ganar nuevos votos. Eso fue hace tiempo. En el año 2002, en el año 2007, la nefasta oposición y el intento de usar un discurso integrador por parte del AKP consiguió captar nuevos votos. Ahora, el objetivo es no perderlos. Y así, ante un electorado fiel se lanza una consigna, la de que se cerrará twitter, y esta se cumple en unas horas. Entonces parece ser una muestra de poder dirigida simplement a la sociedad turca.

Y más allá, también nos refleja el miedo. Hay miedo entre las filas del AKP de que todo se empiece a desmoronar. Son medidas ya drásticas que muestran la pérdida de control cuando todo estaba controlado. Que muestran cómo controlar los medios, los jueces, la policía, etc. a veces no es suficiente para tener una sociedad mansa.

Casi sin ninguna duda podríamos afirmar que el AKP perderá votos. No solo os votos de la cemaat de Gülen, muchos otros también. Falta por ver si eso será suficiente para que pierda alcaldías importantes. Perder Ankara, Estambul o Bursa sería una traspie más que importante. Ahora bien, con medidas com la de boquear twitter el partido se estanca aún más en su totalitarismo siguiendo fiel a la idea de gobernar sólo para los que lo votan y menospreciando al resto.


21 de marzo de 2014

miércoles, 12 de marzo de 2014

El funeral de Berkin en Estambul

Video (solo 12 segundos) de la marcha por el funeral de #BerkinElvan ...

¡Impresionante!



Berkin no se despertó. Despierta ahora tú Turquía


La muerte, ayer, del joven Berkin Elvan, nueva víctima de las protestas por el Parque Gezi en Turquía, ha encendido de nuevo el polvorín y las calles de las principales ciudades del país se han vuelto a llenar como hacía meses que no sucedía.

No han sido los casos de corrupción destapados hace cerca de tres meses, ni tampoco la nueva ley de Internet que equipara a Turquía con países como China y Corea del Norte; ni tampoco el hecho de que los numerosos detenidos por los casos de corrupción (empresarios, políticos y parientes) fueran todos recién liberados sin cargos. Desde el mes de septiembre del año pasado muchas protestas han tomado la calle pero ninguna había sido tan masiva como las del mes de junio. El espíritu de Gezi, de la misma manera que comenzó, ha vuelto a nacer ahora renovado y de forma espontánea después de la muerte de Berk Elvan. Berkin, un joven de 14 años de Estambul salió a comprar pan la tarde del 1 de junio en la zona de Okmeydani justo cuando las primeras protestas habían estallado. Una cápsula de gas disparada por la policía lo hirió en la cabeza y entró en coma. Después de 269 días de una lucha constante para mantenerse en vida y de pasar de pesar 45 kg a 16, ayer martes 11 de marzo el joven, que ya se ha convertido en un nuevo símbolo, murió. Hacía ya días que pequeños grupos se concentraban diariamente ante el hospital donde se encontraba Berkin tras noticias sobre el empeoramiento de su estado de salud. Pero su muerte, y también la indiferencia del gobierno y de las instituciones sobre el caso - ya que no se ha acercado nadie a la familia y ha habido cargas policiales delante incluso del hospital -, ha indignado a gran parte del pueblo turco y rápidamente se han convocado protestas en todas las ciudades del país. El lema de las protestas reflejaba muy bien lo que se sentía: "Berkin no se ha despertado. ¡Despierta tú Turquía! " (Berkin uyanmadı. Uyan Türkiye)

lunes, 10 de marzo de 2014

Democracias del siglo XXI

Este nueva entrada del blog la inicio con una imagen que ha estado circulando recientemente por las redes sociales en Turquía.





La imagen en sí no tiene nada de especial. Es una captura de dos programas televisivos previos a dos elecciones. Una es de 1991 y la otra, reciente, de tan solo hace unos días. En Turquía estamos a tan solo 20 días de las elecciones locales que de locales poco tienen. Ante una actualidad política agitadísima estas elecciones pueden marcar el futuro del país y, como tal, los partidos políticos están actuando en campaña con grandes mítines y propaganda electoral que, en más de un caso, se aleja de promesas y cambios necesarios en los distintos municipios y se centra en logros del gobierno y en el futuro de la nación turca.

Pero volvamos otra vez a la imagen. En la primera aparece un debate televisivo con un moderador y los líderes de distintos partidos políticos que pugnaban por las elecciones generales de entonces. En la segunda, aunque se trate de unas elecciones locales, es un programa dirigido de forma intencionada a captar votos (o a no perderlos). En ella aparece el Primer Ministro Erdogan, solo en un lado del plató, y en el otro, cuatro periodistas que formulan preguntas al mandatario. El programa fue emitido en ATV, uno de los canales más fieles al partido del gobierno, y todos los periodistas eran del mismo periódico, Sabah, del mismo grupo que ATV, y uno de los que ha defendido con mayor empeño la tesis del complot para explicar los casos de corrupción aparecidos recientemente (con fe ciega, parecido a las teorías conspiratorias del PP con ETA y el 11 de marzo). Resumiendo, en la foto se puede observar un pluralismo absoluto y una gran variedad de opiniones. Esta es la democracia del siglo XXI, en algunos casos más obvia, en otros menos, pero sí que representa una tendencia global en aumento.

Con todo esto, mi idea tampoco es destacar la fotografía de 1991 como si entonces existiera una armonía entre los partidos y Turquía fuera un país totalmente democrático. Por un lado, entonces no había canales privados y el programa fue emitido en la cadena estatal TRT. Por otro, si nos fijamos en los políticos que aparecen y su trayectoria política se deduce pronto que el sistema democrático era, aunque por otros aspectos, muy deficiente. De izquierda a derecha: Mesut Yılmaz (del ANAP, centro-derecha, llegó a ser Primer Ministro tres veces, hasta que se hundió – o lo hundió él- el partido), Erbakan (del partido islamista RP, del cual el AKP es en parte el heredero, llegaría a ser Primer Ministro obligado a dimitir en 1997 por los militares y su partido ilegalizado), Perincek (del Partido Socialista fundado en 1988 e ilegalizado por el Tribunal Constitucional en 1992), Demirel (un monstruo de la política turca, a lo Fraga, que nunca muere, 7 veces en distintos gobiernos llegó a ser Primer Ministro), Ecevit (del DSP, de izquierdas, que llegaría a ganar unas elecciones para luego derrumbarse) y Erdal Inönü (hijo de Ismet Inönü, del SHP que perdería muchos votos pero llegaría a gobernar en coalición). Cabe notar que naturalmente no había representación de los partidos kurdos.

A pesar del caos político que existió en la década de los 90 se observa un abanico de partidos (centro-derecha, centro-izquierda, izquierda, islamista-conservador). Con el AKP se ha llegado, en cambio, a una hegemonía que acapara todas las ventanas mediáticas y que no ofrece ya ni diálogo, ni debate, ni nada. Una versión oficial, que no es otra que la del Primer Ministro, a pesar de las discrepancias internas (esto también recuerda a Aznar y la Guerra de Irak) y unos periodistas que preguntan lo que quiere el Primer Ministro. Y un público que mira el programa. ¿Acaso el Primer Ministro teme una confrontación con otros líderes políticos? En absoluto, al menos en cuanto a discurso. Erdogan, a diferencia de Rajoy y otros, es un gran orador, con capacidad de cautivar a grandes masas (a mi juicio capacidad que va perdiendo pues el poder corrompe y eso se nota en sus discursos que empiezan a ser repetitivos). En Turquía actualmente no hay líderes políticos con dosis sobresalientes de oratoria, quizás Sirri Süreyya Önder, que sobresale en algunos casos pero lo estropea en otros, pero tampoco será invitado a ningún programa con mucha audiencia. La clave creo que reside en el adoctrinamiento de la sociedad. Erdogan emite un discurso (camuflado por rondas de preguntas y respuestas) y en él se carga a todo opositor, sea nuevo a antiguo, lo descalifica y defiende toda la línea de actuaciones del gobierno. Es más, una debate televisivo sería contraproducente para el Primer Ministro no por no poder refutar a sus contrincantes sino por su temperamento, que le podría traicionar, y verse dañada así su imagen ante grandes grupos que lo tienen idealizado.

Después de todo lo ocurrido en Turquía, empezando por el Parque Gezi y siguiendo por otros sucesos, tanto en la calle como en las altas esferas (protestas en Hatay, guerra de Siria, obras dentro del campus de la ODTÜ en Ankara y, más recientemente, casos de corrupción salpicando por aquí y por allí (esto también recuerda a Madrid) el Primer Ministro parece haber hecho ya su apuesta. Ha desaparecido de la esfera pública el concepto de acuerdo social. No es necesario. Teniendo en cuenta que en Turquía aún hay aproximadamente un 45% de la población que no usa internet, que de ese porcentaje salen la mayoría de los votos del partido del gobierno y de que el control mediático (sobretodo televisión) solo es defectuoso en las redes sociales, se puede continuar ignorando críticas y pruebas, calumniando y atacando a cualquier posible enemigo a través de la TV afirmando, incluso, que no se descarta el cierre de Facebook y Youtube pues es una fuente de información peligrosa usada por golpistas y organizacones sospechosas. Así de claro.

Este tipo de democracia, inspirada en los totalitarismos e impulsada por las protestas de la sociedad, tiende (a lo mismo que parece tender con el PP y en otras zonas del globo) a un “gobierno yo porque tengo más votos y eso me permite hacerlo cómo quiera, cuándo quiera y dónde quiera”.  El gobierno ha conseguido en tan solo 73 días anular por completo uno de los casos de corrupción más espeluznantes de la historia de la República de Turquía. La investigación, iniciada el 17 de diciembre, llevó a detener a hijos de ministros, a empresarios famosos, a políticos e, incluso, amenazó con llamar a declarar al hijo de Erdogan, Bilal. Y para ello, sin disimulo alguno, el gobierno reforma el Consejo Supremo de Jueces y Fiscales, lo vincula a un nuevo Ministro de Justicia recién designado por el Primer Ministro, destina a más de 5000 policías a otras ciudades y departamentos, aparta a los fiscales del caso, reforma la ley que regula internet permitiendo que el gobierno cierre sin justificación cualquier página en menos de 4 horas y obligando a los proveedores a guardar los datos y el historial de acceso de todos sus usuarios y, al final, consigue dejar libres sin cargos a todos los detenidos (en Madrid se intenta hacer lo mismo pero no son tan profesionales como en Turquía). Ya cuando el caso está  a punto de cerrarse aparecen en Youtube grabaciones del Primer Ministro hablando con su hijo que lo delatan y lo implican también en el caso. Con esa profesionalidad el gobierno afirma que las grabaciones son un montaje y en los mítines no se habla de ellas, no se publica ya nada en la prensa. Si encima, después de las elecciones se llegaran a cerrar páginas como Facebook y Youtube (twitter ya está bastante controlado) la democracia en Turquía correría peligro. Quizás no la democracia, pues esta es defectuosa por todas partes, pero sí la libertad de expresión.

Las elecciones locales serán el 30 de marzo. Mientras, el alcalde de Ankara Gökçek va diciendo en sus mítines que donde recoja más votos será donde invertirá. Sin más. Y en su anuncio, de visita obligada desde Youtube, ofrece grandes cosas para la capital de Turquía, ciudad de casi 5 millones de habitantes, con dos míseras líneas de metro (ah no, se abrió una tercera a Sincan, que es la continuación de una de las dos existentes y hay dos más en construcción). No hay suficientes autobuses, el tráfico es horrible, no existe el abono mensual (¿eso qué es?) y si compras un tarjeta de 10 viajes te cuesta lo que un viaje multiplicado por 10. Increíble, ¿no?. Además, en cooperación con los autobuses municipales están los privados en los que no puedes usar la tarjeta de transporte maravillosa y cada vez tienes que pagar. En los barrios donde el AKP no recibe muchos votos no hay apenas autobuses municipales (a veces hay dos a la hora que pasan seguidos).



Bien, la campaña del alcalde promete, entre otras grandes cosas, Ankapark (Disneyland alaturca), una mezquita de tamaño descomunal, una línea de metro al aeropuerto que está a unos 35 km mientras en la ciudad no hay líneas para la mayoría de los barrios, un teleférico y ....  el Bósforo de Ankara. El alcalde promete traer el mar y hacer un Bósforo en el centro de una meseta más seca que la central para que los habitantes de Ankara dejen de envidiar a Estambul. Yo, si pudiera votar, no me lo pensaría. 


10 de marzo

jueves, 6 de febrero de 2014

El totalitarismo del AKP

El totalitarismo del AKP

Un gobierno que convierte al ciudadano en informante, al funcionario en guardián y a la policía en ejército es un gobierno que después del daño causado a las libertades ha entrado ya de lleno en el camino de perder la legalidad democrática que ostenta.



Güven Gurkan Öztan (@grkanoztan)
Artículo publicado en turco en Bianet el 7 de noviembre de 2013 y en catalán en La Directa el 4 de febrero de 2014. 
(Después del escándalo por corrupción desatado en Turquía el 17 de diciembre de 2013 y la respuesta del gobierno destituyendo o destinando a nuevos departamentos u otras ciudades a fiscales y casi 5000 policías, este artículo de Güven Gürkan Öztan está más vigente que nunca. Aquí tienen la traducción) 


Cuando los debates sobre el totalitarismo ganaron popularidad después de la II Guerra Mundial en el ámbito de las ciencias políticas, el mundo ya había sufrido las fatalidades del fascismo. Durante la Guerra Fría, los académicos occidentales al referirse al Estalinismo lo enmarcaban siempre dentro de los regímenes totalitarios. De hecho, durante esa época fue bastante criticado que se analizaran dos ideologías 'enemigas', como el Estalinismo y el fascismo, bajo un mismo título. Aún así, estaba claro que las bases sobre las que se habían edificado ambas eran muy diferentes. Los académicos que trabajaban sobre los totalitarismos, a pesar de esas diferencias, se basaban en que ambas ideologías habían surgido de la idea de una 'verdad absoluta' alrededor del culto a un líder, que habían intentado construir una sociedad modelo en pro de ella y que habían hecho desaparecer la distinción entra los espacios privado y público. El Estado intervenía en cualquier ámbito y las personas habían sido convertidas en ciudadanos. Aunque la distinción entre espacio privado y público sea uno de los argumentos conceptuales de toda teoría liberal, había tanto escritores de la oposición liberales como de izquierda que destacaban la necesidad de un espacio privado para establecer una base de crítica a los regímenes totalitarios. Desde entonces hasta hoy, criticar las tendencias totalitarias y defender la democracia y la pluralidad oponiéndose a todos los proyectos de ingeniería social no es una virtud sino que equivale a defender los valores de la vida en sí.

De los unionistas a los golpes de estado*
En Turquía tenemos una historia que dura ya más de un siglo en la que el Estado ha mostrado siempre un claro deseo de intervenir en todos los aspectos de la vida diaria. Las élites políticas, que veían la modernización en función de la capacidad de control y de disposición del Estado, se avocaron a proyectos de ingeniería social, siempre en función de sus proyecciones políticas. La ingeniería social no ha sido tan sólo un proyecto a ser realizado reordenando el espacio público y activando operaciones de adoctrinamiento, pues bien se podían producir focos de resistencia en el ámbito privado y, de hecho, así ha sido en muchas ocasiones. El Comité de la Unión y el Progreso*, tras asumir el poder total del país, se adentró en un proyecto de ingeniería con 'el nacionalismo turco' como motor. Las acciones del Estado eran tan diversas que variaban de actividades deportivas al adoctrinamiento en los libros de texto de las escuelas o de forzar o expulsar poblaciones al exilio a directamente turquizarlas. Tras la proclamación de la República, un sector bastante importante de las élites burocráticas y políticas dirigentes mantuvo esta tradición de ingeniería social. Para que los principios del nuevo régimen fueran interiorizados por la población se pretendió convertir todo el país en una inmensa escuela. ¡El objetivo era modernizar la nación! De esta manera se procedió a una serie de codificaciones, por un lado, pero por otro se hizo también borrosa la distinción entre los ámbitos público y privado. Durante este proceso mujeres y niños fueron convertidos en objetos. Qué se había de comer en casa, qué deporte tenían que practicar los niños y cómo se debía limpiar la casa ... todo fue detallado. Pero la Turquía de los años 30 y 40 no tenía suficientes instrumentos para poder ser totalitaria. En otras palabras, había una 'voluntad' pero no los medios para convertir el proyecto en una realidad. Y así el régimen tuvo que conformarse en ser sólo un régimen autoritario. Después de entrar en la etapa pluripartidista, los esfuerzos de ingeniería social vinieron mucho más de parte de la burocracia militar que de los políticos. El punto más álgido de esta tendencia la tenemos en el golpe de estado del 12 de septiembre (1980). Varios actores de la política también tenían, naturalmente, ambiciones de moldear la sociedad. El proyecto de la derecha política de crear una sociedad religiosa' influenciado por Necip Fazil sería un buen ejemplo. Sin embargo, ninguno de los gobiernos fue nunca lo suficientemente poderoso como para llevarlo a cabo. Hasta hoy! El mundo de hoy, con todas las nuevas opciones tecnológicas que permiten a los estados controlar y observar la población (espionaje digital, registros, desinformación masiva, etc.), hace factible el totalitarismo de la era post- moderna.

Las sensibilidades conservadoras
Hoy en día el gobierno del AKP ya hace mucho que ha dejado de ser simplemente un régimen autoritario. Estamos ante un gobierno que quiere llevar a la práctica su proyecto de ingeniería social sin saltarse ningún punto y haciendo uso de todas los instrumentos posibles de persuasión y fuerza en manos del Estado. Erdogan ya ha dejado de ser un líder simplemente 'carismático'; ahora nos recuerda bastante aquellos 'líderes' de regímenes totalitarios que se creía (o ellos mismos se veían así) que poseían fuerzas sobrenaturales. Es un mandatario post-moderno que no acepta ninguna crítica, que actúa como si estuviera solo y que quita toda la iniciativa al cuerpo de políticos. Las órdenes de Erdogan son transmitidas y llevadas a cabo letra a letra por un inmenso cuerpo de funcionario. Esta estrecha relación entre los deseos de Erdogan de gobernar solo y la pérdida de competencias por parte de otros no se trata de un simple problema de compartimiento de funciones sino de una mentalidad dirigente totalitaria. Y las voces fuertes del partido, que parecen haber dejado a Erdogan que se mueva por sí solo, se han convertido en un simple figurante. La policía, tal y como observamos solamente en regímenes represivos, se ha convertido en un ejército: a todo aquel que protesta por sus propios derechos, sin distinción alguna, se le trata como un 'enemigo'. La policía de este gobierno, que prohíbe y regula en función de  ‘las sensibilidades conservadoras' registra a las mujeres detenidas en las protestas despojándolas y abusando de ellas. Y lo que hace que Erdogan y el AKP sean un régimen totalitario no es sólo eso. El AKP ha perdido el concepto de la realidad, por un lado anuncia un paquete democratizador poderoso, por otra construye un muro de la vergüenza en Siria, mientras 'soluciona' el problema del velo segrega los comedores de las escuelas y con una mentalidad represiva inspecciona las residencias de estudiantes. Ante cualquier inconveniente o imprevisto surgido el gobierno ve complots internacionales. Y alrededor del AKP hay una gran masa de gente que rinde culto al poder, que se encuentra inmersa dentro de una 'realidad' virtual creada por el gobierno y que lleva a cabo las órdenes sin pensar ni cuestionar nada sino adoptando una conducta reaccionaria contra todo lo que se salga de la norma.

El Primer Ministro difunde su 'verdad', y para lograr este objetivo se sigue una estrategia ligada a la intervención del Estado en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana. Simplificando las libertades en las libertades de aquellos con los que comparte las mismas creencias, acosa paso a paso el ámbito privando diciendo 'no nos metemos en la vida de nadie'. Estas intervenciones que atacan las libertades, de hecho, habían comenzado ya antes en el ámbito público.

Justo después de nuevas regulaciones ya puestas en práctica como la de la prohibición del alcohol que, según las declaraciones oficiales, es para mantener el orden público, hemos empezado a sentir nuevas disposiciones que hacen referencia a intervenciones directas en el ámbito privado. Las mujeres y los jóvenes, que históricamente habían formado un grupo sobre el que se habían fijado las ambiciones totalitarias, siguen estando en el mismo lugar. Y ahora se atacan, bajo el concepto de 'protección' de jóvenes y mujeres, los ámbitos de las libertades individuales y las opciones de realizarse de cada persona. Aspectos que quedaron sin ser aprobados debido a protestas como la ley del adulterio, la prohibición del aborto o el hecho de intentar suprimir los estudios (pisos individuales) son todos parte de una misma mentalidad. Hemos llegado ya a una fase en la que Erdogan comienza a meterse incluiso en las casas de las personas. Igual que en la Alemania Nazi cuando se regulaba la vida privada y todo un coso de funcionarios y de fuerzas del orden vigilaban que se cumplieran las normas.

Las palabras del Primer Ministro dirigidas a chicos y chicas estudiantes de universidad que conviven juntos nos muestra no sólo que ha perdido la cabeza o que aferrándose a 'la custodia de la moral' quiere dirigirse a su electorado sino que también es una prueba de qué mentalidad tiene de gobernar. Todo lo que nos está pasando es consecuencia de los deseos de estos gobernantes de aspiraciones totalitarias de intervenir en todos los aspectos de nuestras vidas, incluidos los más pequeños. No podemos defender los derechos a la privacidad y a la libertad desde el ámbito privado, los tenemos que defender en el ámbito público de forma colectiva. De hecho, el espíritu de Gezi que dice ' no toques mi árbol', 'no toques mi cuerpo', 'no toques mi vida' es justamente la lucha contra todo esto. Las revueltas del mes de junio mostraron la voluntad de posicionarse en contra del proyecto de un gobierno fuerte y subjetivo de transformar la sociedad. Y la muestra de cómo se puede hacer bajar el gobierno de su pedestal y de que se pueden dejar inactivas tácticas como las de marcar límites a la población, de hacerla apolítica y más pasiva infundiendo el miedo. La clave es anular las operaciones de homogeneización totalitarias mediante actos de humor y creativos. Ha sido esta fuerza revolucionaria y transformadora de la pluralidad la que ha sembrado el miedo entre los gobernantes, incluyendo el Primer Ministro.

Un gobierno que convierte al ciudadano en informante, al funcionario en guardián y a la policía en un ejército es un gobierno que después del daño causado a las libertades ha entrado ya de lleno en el camino de perder toda legalidad democrática. Si no hacemos oír nuestras voces nos quedaremos prisioneros en los campos de concentración sin paredes de la era post-moderna. En el camino de la salvación nuestro único apoyo es el espíritu de Gezi y la inspiración que este nos ha dado.

* El Comité de la Unión y el Progreso (İttihat ve Terakki Fırkası) llegó al poder en 1908 y gobernó el Imperio Otomano hasta su disolución tras la Primera Guerra Mundial en 1918.

(Traducció de Marc Saurina @marc_saurina)

jueves, 26 de diciembre de 2013

Dimisiones, cambio de gabinete y la cultura del espectáculo


El escándalo de corrupción que lleva ya más de una semana alterando la actualidad política y económica de Turquía se saldó ayer, día 25 de diciembre, con dimisiones de ministros y la intervención directa del Primer Ministro Erdogan al reformar gran parte de su gobierno. Lo que en principio parece ser una buena noticia (el hecho de que varios ministros cuyo hijos están detenidos y acusados de corrupción dimitan ante el escándalo) no es sino una muestra de la autoridad y capacidad del líder del partido en decidir qué va a ser y cómo va a ser. Nadie, dentro del partido, se le opone frontalmente.

Aún así, la dimisión de los tres ministros implicados (Müammer Güler, Ministro de Interior; Erdoğan Baraktar, Ministro de Medio Ambiente y Urbanismo; Zafer Çağlayan, Ministro  de Economía) no se esperaba de esta manera. El martes 24 por la noche una multitud recibió al Primer Ministro que volvía de un viaje oficial a Pakistán. En ese pequeño mitin rápidamente organizado los tres ministros implicados acudieron y todos, con caras sonrientes, levantaron la mano en señal de victoria mientras Erdogan pronunciaba un discurso recalcando cómo la nación estaba con ellos y cómo todo se basaba en una conspiración, en un complot para derrocar a un gobierno honesto que no había hecho hasta el momento otra cosa que servir a la nación.



Erdoğan en el aeropuerto el 24 de diciembre por la noche con sus ministros
Pero a la mañana siguiente las dimisiones empezaron a llegar una tras otra. Dimisiones forzadas por el Primer Ministro. Lo más difícil de entender es el hecho de que en las primeras declaraciones de Erdogan se volviera a hablar de operación ilícita contra el gobierno, se defendiera la inocencia de los implicados y se dirigieran las críticas a grupos con intereses económicos y políticos tanto a nivel nacional como internacional. La retórica de la teoría del complot (retórica reiterante a lo largo de la historia de la República de Turquía y del tardío Imperio Otomano) volvía a repetirse, al igual que con Gezi, y no se citaron en ningún momento palabras como corrupción, soborno o blanqueo de dinero. Luego, como con las protestas de Gezi, se intentó dejar fuera de la sociedad a todo aquel que estaba criticando el gobierno haciendo alusiones a los medios, a las redes sociales y a la cemaat Gülen:


“La nación y las plegarias beneficiosas están de nuestro lado. Déjenlos que se queden con su traición en sus titulares. Que se ahoguen en sus horribles páginas de internet.”


¿Cómo es posible mantener este discurso mientras se fuerza a los ministros a dimitir? De hecho, uno de los implicados, el Ministro de Interior, se había dedicado desde el inicio de las detenciones hasta su dimisión a designar nuevos inspectores de policía y a destituir todos los responsables de la investigación y de la operación.  Eso da a pensar que existen pruebas claras incriminatorias sino tales dimisiones no se hubieran producido. De los ministros dimitidos, el de Economía, ha mostrado su malestar al dimitir dejando al aire que el Primer Ministro también tendría que hacerlo al haber firmado planes de construcción del Toki sobre los cuáles se está investigando la corrupción.

La mano del gobierno se nota en pequeños aspectos como el cambio en el seguimiento de los medios tras los primeros días de titulares sensacionalistas (la ocasión se lo merecía). Muchos periódicos ya no hablan de “escándalo de corrupción” sino de “operación policial”. Otros, afines al gobierno, delatan el complot para derrocar al gobierno. Periódicos como Zaman y la edición en inglés Today’s Zaman (ambos del grupo Gülen) ya no se reparten (aparentemente por decisión propia de la empresa) en los aviones de la THY, las Líneas Aéreas Turcas.

Hoy un pariente me comentaba cómo los turcos, al menos, tenían el consuelo de que en Turquía la corrupción provocaba dimisiones, que en España éstas no se producen a pesar de la magnitud de los casos que estamos conociendo y que ya son vox populi. En parte tiene razón pero en Turquía lo que se está demostrando es que más que un partido existe un líder, por encima de todos, que es el que decide y modifica más allá de los hechos en sí. Y así, la noticia más impactante del día se ha producido a última hora. Erdogan se ha reunido con el Presidente Abdullah Gül y se ha reformado el gabinete de ministros con diez cambios (las tres dimisiones más otros 7 ministros). El AKP encara, entonces, los dos años que le quedan de mandato hasta las elecciones generales con prácticamente un nuevo gobierno. Falta por ver ahora cómo continuará la investigación y si se llegará a acusar formalmente a los ministros dimitidos.

Por otro lado, más triste es la no-reacción de parte de la sociedad. La política ha alcanzado uno niveles de tabloidización que alejan al ciudadano de los hechos reales. Se discuten complots pero estos días, más importante para la nación eran los presupuestos para 2014. Alterado todo por las detenciones estos se han discutido varios días en el Parlamento y han sido aprobados sin que la noticia (cuál es el presupuesto, qué ministerio recibirá más o menos ingresos, etc.) llegara a circular ni por las redes sociales ni en los periódicos. Estamos ante la cultura de espectáculo y así se siente el ciudadano de a pie que observa todo con expectación. Es más, la cantante Ebru Gündeş, esposa del empresario iraní Reza Zarrab detenido y relacionado con los hijos de los tres ministros, lloró antes de ayer en un programa de televisión (‘O Ses Türkiye’, versión turca de “La Voz”) deseando que estos días malos (con su marido en la cárcel) pasen rápido. Lo increíble, además del apoyo del presentador (y dueño de los derechos del programa, este y muchos otros, Acun) y de los otros artistas, fue que tras empezar a llorar emocionada el público de forma impulsiva se pusiera a aplaudir y a apoyarla. El tweet de Anti-Kapitalist Müslúmanlar refleja muy bien esa sensación de impotencia de muchos turcos estos días.


“Los ladrones lloran, los que han sido robados aplauden, no lo entiendo, ¿alguien me lo explica?”

Ha habido protestas en la calle, como la de la fotografía de abajo en Kadıköy, Estambul, una marcha hacia el edificio del AKP con su consiguiente carga policial pero el intensto frío está también afectando que estas se expandan.

Pancarta de "Gobierno dimisión" esta noche, 25 de diciembre, en Estambul
Así, de espectáculo en espectáculo, los días de Navidad, inexistentes en Turquía, están siendo entretenidos.