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jueves, 26 de diciembre de 2013

Dimisiones, cambio de gabinete y la cultura del espectáculo


El escándalo de corrupción que lleva ya más de una semana alterando la actualidad política y económica de Turquía se saldó ayer, día 25 de diciembre, con dimisiones de ministros y la intervención directa del Primer Ministro Erdogan al reformar gran parte de su gobierno. Lo que en principio parece ser una buena noticia (el hecho de que varios ministros cuyo hijos están detenidos y acusados de corrupción dimitan ante el escándalo) no es sino una muestra de la autoridad y capacidad del líder del partido en decidir qué va a ser y cómo va a ser. Nadie, dentro del partido, se le opone frontalmente.

Aún así, la dimisión de los tres ministros implicados (Müammer Güler, Ministro de Interior; Erdoğan Baraktar, Ministro de Medio Ambiente y Urbanismo; Zafer Çağlayan, Ministro  de Economía) no se esperaba de esta manera. El martes 24 por la noche una multitud recibió al Primer Ministro que volvía de un viaje oficial a Pakistán. En ese pequeño mitin rápidamente organizado los tres ministros implicados acudieron y todos, con caras sonrientes, levantaron la mano en señal de victoria mientras Erdogan pronunciaba un discurso recalcando cómo la nación estaba con ellos y cómo todo se basaba en una conspiración, en un complot para derrocar a un gobierno honesto que no había hecho hasta el momento otra cosa que servir a la nación.



Erdoğan en el aeropuerto el 24 de diciembre por la noche con sus ministros
Pero a la mañana siguiente las dimisiones empezaron a llegar una tras otra. Dimisiones forzadas por el Primer Ministro. Lo más difícil de entender es el hecho de que en las primeras declaraciones de Erdogan se volviera a hablar de operación ilícita contra el gobierno, se defendiera la inocencia de los implicados y se dirigieran las críticas a grupos con intereses económicos y políticos tanto a nivel nacional como internacional. La retórica de la teoría del complot (retórica reiterante a lo largo de la historia de la República de Turquía y del tardío Imperio Otomano) volvía a repetirse, al igual que con Gezi, y no se citaron en ningún momento palabras como corrupción, soborno o blanqueo de dinero. Luego, como con las protestas de Gezi, se intentó dejar fuera de la sociedad a todo aquel que estaba criticando el gobierno haciendo alusiones a los medios, a las redes sociales y a la cemaat Gülen:


“La nación y las plegarias beneficiosas están de nuestro lado. Déjenlos que se queden con su traición en sus titulares. Que se ahoguen en sus horribles páginas de internet.”


¿Cómo es posible mantener este discurso mientras se fuerza a los ministros a dimitir? De hecho, uno de los implicados, el Ministro de Interior, se había dedicado desde el inicio de las detenciones hasta su dimisión a designar nuevos inspectores de policía y a destituir todos los responsables de la investigación y de la operación.  Eso da a pensar que existen pruebas claras incriminatorias sino tales dimisiones no se hubieran producido. De los ministros dimitidos, el de Economía, ha mostrado su malestar al dimitir dejando al aire que el Primer Ministro también tendría que hacerlo al haber firmado planes de construcción del Toki sobre los cuáles se está investigando la corrupción.

La mano del gobierno se nota en pequeños aspectos como el cambio en el seguimiento de los medios tras los primeros días de titulares sensacionalistas (la ocasión se lo merecía). Muchos periódicos ya no hablan de “escándalo de corrupción” sino de “operación policial”. Otros, afines al gobierno, delatan el complot para derrocar al gobierno. Periódicos como Zaman y la edición en inglés Today’s Zaman (ambos del grupo Gülen) ya no se reparten (aparentemente por decisión propia de la empresa) en los aviones de la THY, las Líneas Aéreas Turcas.

Hoy un pariente me comentaba cómo los turcos, al menos, tenían el consuelo de que en Turquía la corrupción provocaba dimisiones, que en España éstas no se producen a pesar de la magnitud de los casos que estamos conociendo y que ya son vox populi. En parte tiene razón pero en Turquía lo que se está demostrando es que más que un partido existe un líder, por encima de todos, que es el que decide y modifica más allá de los hechos en sí. Y así, la noticia más impactante del día se ha producido a última hora. Erdogan se ha reunido con el Presidente Abdullah Gül y se ha reformado el gabinete de ministros con diez cambios (las tres dimisiones más otros 7 ministros). El AKP encara, entonces, los dos años que le quedan de mandato hasta las elecciones generales con prácticamente un nuevo gobierno. Falta por ver ahora cómo continuará la investigación y si se llegará a acusar formalmente a los ministros dimitidos.

Por otro lado, más triste es la no-reacción de parte de la sociedad. La política ha alcanzado uno niveles de tabloidización que alejan al ciudadano de los hechos reales. Se discuten complots pero estos días, más importante para la nación eran los presupuestos para 2014. Alterado todo por las detenciones estos se han discutido varios días en el Parlamento y han sido aprobados sin que la noticia (cuál es el presupuesto, qué ministerio recibirá más o menos ingresos, etc.) llegara a circular ni por las redes sociales ni en los periódicos. Estamos ante la cultura de espectáculo y así se siente el ciudadano de a pie que observa todo con expectación. Es más, la cantante Ebru Gündeş, esposa del empresario iraní Reza Zarrab detenido y relacionado con los hijos de los tres ministros, lloró antes de ayer en un programa de televisión (‘O Ses Türkiye’, versión turca de “La Voz”) deseando que estos días malos (con su marido en la cárcel) pasen rápido. Lo increíble, además del apoyo del presentador (y dueño de los derechos del programa, este y muchos otros, Acun) y de los otros artistas, fue que tras empezar a llorar emocionada el público de forma impulsiva se pusiera a aplaudir y a apoyarla. El tweet de Anti-Kapitalist Müslúmanlar refleja muy bien esa sensación de impotencia de muchos turcos estos días.


“Los ladrones lloran, los que han sido robados aplauden, no lo entiendo, ¿alguien me lo explica?”

Ha habido protestas en la calle, como la de la fotografía de abajo en Kadıköy, Estambul, una marcha hacia el edificio del AKP con su consiguiente carga policial pero el intensto frío está también afectando que estas se expandan.

Pancarta de "Gobierno dimisión" esta noche, 25 de diciembre, en Estambul
Así, de espectáculo en espectáculo, los días de Navidad, inexistentes en Turquía, están siendo entretenidos.

domingo, 22 de diciembre de 2013

La corrupción da paso a ataques y amenazas


Los recientes escándalos de corrupción que han alterado la vida política turca pueden significar, más allá de las protestas que empezaron en el parque Gezi de Estambul el pasado mes de junio, un punto de inflexión en la trayectoria triunfal del partido del gobierno, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Ante la investigación policial y la detención de políticos del partido, parientes y empresarios afines, el gobierno parece haber iniciado una nueva batalla que, sin embargo, no puede ser librada de la misma manera que se hizo en junio. La credibilidad del partido, debilitada a raíz de la violencia policial y de la impasividad del gobierno ante el malestar social, podría caer a mínimos desconocidos si se obstaculiza el papel de la policía, de los jueces y de los medios a lo largo de este proceso que acaba de iniciarse.

Uno de los puntos claves radica en que el Primer Ministro haya mostrado su enfado al llevarse a cabo una operación policial de este tipo sin, ya no su consentimiento, sino sin su conocimiento. Y la primera respuesta, en vez de permitir que la investigación continúe, ha sido destituir a miembros de la policía y lanzar amenazas al cuerpo de jueces alertándoles de que dispone de mucha información que los incriminaría. Hoy, además, se les ha prohibido a los periodistas el acceso a las dependencias de la policía.

Está claro que la percepción generalizada tanto en las altas esferas como entre las masas es que se ha roto el equilibrio entre los grupos que apoyan al partido. La operación, más que fruto de ataques de la oposición, se ha originado desde dentro más si tenemos en cuenta la hegemonía con que el AKP controla todos los cuerpos estatales. Y esa percepción se ha visto confirmada con el sermón del líder religioso Fethullah Gülen, en la que condena aquellos que han sido corruptos, y la réplica del Primer Ministro en la que advierte que nadie puede crear un estado paralelo, que el pueblo está con ellos y las elecciones silenciarán ‘esos sermones’. 

El Primer Ministro hoy en Trabzon
Fethullah Gülen
 
Mientras, parte de la sociedad observa como un espectador el rifirrafe entre ambos líderes, llenos de estupefacción, y muchos, sin disimularlo, muestran su satisfacción.  Algunos ven el principio del fin de Erdogan y el inicio de una nueva etapa en Turquía. Pero pocos inciden en que la magnitud de las acusaciones es tal que, antes de pensar en el futuro, se tendría que adoptar mecanismos legales que evitaran de nuevo casos como este. En total ha habido más de 71 detenidos. La cantidad de ellos que ha pasado a disposición judicial aún varía según las fuentes. El dinero, proveniente de las arcas públicas y de sobornos, asciende a cifras escalofriantes (según el periodista Ercan Gün 100000 millones de euros a lo largo de los últimos 5 años). En las casas de los detenidos se han incautado 17,5 millones de liras (más de 6 millones de euros, que serían más ya que tras lo ocurrido la lira turca ha caído en picado). En casa del Director de Halk Bank el dinero ha sido encontrado en una caja de zapatos y las bromas en las redes sociales lo han convertido en un fenómeno viral. En las primeras declaraciones de Süleyman Aslan, este declaró que era dinero de donaciones que se iban a usar para construir escuelas. Sin más.



Mientras en el mítin organizado en Estambul para protestar contra la contaminación ambiental los eslóganes contra la corrupción se han dejado oir y la policía ha acabado interviniendo. 

Imágenes del mítin de hoy domingo 22 de diciembre en Kadıköy, Estambul
 
Es necesario remarcar la independencia que deberían tener todos los cuerpos estatales de gobiernos e ideologías. En Turquía se ha pasado en poco tiempo de un cuerpo burocrático que solo velaba por los intereses de la ideología kemalista por otro que está al servicio de la filosofía del AKP y que se enfrenta a todo aquel que discrepe. Las protestas de meses anteriores fueron acalladas, los protestantes fueron demonizados y, pese a lo masivo que fueron muchas de las concentraciones éstas se quedaron, ante los medios, como algo marginal y esporádico que permitió lavar la cara de la policía. La luchas del AKP contra la corrupción en años anteriores como parte de su programa y de su propio lema político quedarían en entredicho incluso en ridículo si se intenta tapar ahora lo ocurrido mediante acusaciones cruzadas e intervenciones y manipulaciones del proceso.

22 de diciembre

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Escándalos de corrupción en Turquía


¡Viva el Mediterráneo!. Es de lo mejor tanto en lo bueno como en lo malo. El clima, la comida, la gente ... y la corrupción. Ayer 17 de diciembre fue un día muy movido en Turquía y no debido a protestas callejeras como ya nos habíamos acostumbrado los anteriores meses sino a un continuo tráfico de idas y venidas de la policía en las grandes ciudades como Estambul y Ankara (y otras de más pequeñas) que finalizaron con la detención, hasta el momento, de 51 personas por corrupción, blanqueo de dinero y sustracción de lingotes de oro (sí, suena a película pero es correcto). Entre las personas detenidas se encuentran políticos del AKP (entre ellos Mustafa Demir, el alcalde del distrito más religioso de Estambul, Fatih), los hijos de tres ministros del gobierno (Medio Ambiente y Urbanismo, Economía e Interior), empresarios muy conocidos como Ali Ağaoğlu, que ha protagonizado recientemente polémicos anuncios de televisión promocionando sus megaconstrucciones en Estambul, el empresario iraní Riza Zarab (casado con la cantante Ebru Gündeş) y el director general de HalkBank Süleyman Aslan.

Los Ministros cuyo hijos han sido detenidos. De izquierda a derecha: Ministro de Economía Zafer Çağlayan, Ministro de Interior Muammer Güler y Ministro de Medio Ambiente y Urbanismo Erdoğan Bayraktar


El círculo que conectaba todas estas personas parece estar en sobornos en licitaciones públicas (algunas de ellas bien conocidas como el recién estrenado Marmaray, el tren subterráneo que pasa por debajo del Bósforo) y en transferencias de dinero de índole poco clara. La operación ha sido llevada a cabo por el Departamento de Delitos Fiscales de la Policía de Estambul tras una investigación que, según dicen las fuentes, llevaba ya un año en marcha.

Antes de entrar a hacer posibles lecturas de lo ocurrido, lo cierto es que la sorpresa desatada en los medios y entre la gente no se debe a los delitos en sí sino a que estos hayan salido a la luz. Durante 10 años el gobierno del AKP ha gobernado consiguiendo tapar o desviar cualquier tipo de acusación y eliminando, mediante actuaciones de la policía similares a la actual, a la oposición tanto política como económica. Así, la noticia es que haya detenciones, no la corrupción.  Y no se discute si los detenidos acabarán juzgados o no sino qué luchas hay en las altas esferas de poder y si éstas acabarán produciendo detenciones o dimisiones de ministros.

Se especula sobre la posible implicación en los hechos de la cemaat Gülen, uno de los grupos religiosos más poderosos del país con una amplia red de escuelas desplegadas dentro y fuera del país. El gobierno ha recibido casi siempre un apoyo unánime de estos grupos con esporádicos roces entre su líder, Fethullah Gülen, y el Primer Ministro Erdogan, aunque nunca había habido una fractura real. Hubo un ligero distanciamiento tras las protestas de Gezi y la respuesta del gobierno hacia los manifestantes pero el anuncio, el pasado mes, del Primer Ministro de reformar el sistema educativo y eliminar el gran número de escuelas privadas que sirven como academias para la preparación de los estudiantes a los exámenes de acceso a la universidad, hecho que comprometería a muchos grupos religiosos ya que es uno de sus principales sustentos económicos, parece haber tensado las relaciones hasta un nuevo y desconocido estado. Los grupos religiosos en Turquía (no solo el de Gülen) tienen miembros en el gobierno y en la mayoría de cuerpos burocráticos. En la mayoría de los medios de comunicación se especula sobre un posible ataque de estos grupos al haber dejado salir documentos incriminatorios a la luz. Y para plantear estas hipótesis se apoyan en el hecho de que el periódico principal del grupo (Zaman) está dando una cobertura detallada e intensa de los hechos mientras otros periódicos afines al gobierno están intentando minimizar todo lo ocurrido y, también, en la dimisión el día anterior de Hakan Şükür, afín al grupo Gülen, como diputado del AKP en el Parlamento.

Así, resumiendo un poco todo lo ocurrido, se ha destapado una extensa trama clientelista (muy mediterránea) y a la sociedad le cuesta creer que se deba simplemente a la actuación independiente y neutral de un cuerpo burocrático, en este caso un departamento de la policía. De hecho, esta misma mañana se ha sabido que cinco directores de la policía acaban de ser apartados de su cargo. Si hacemos una lectura política falta ver hasta qué punto estas operaciones acabarán por mellar la integridad del gobierno y eso acabará siendo reflejado en las elecciones locales del 30 de marzo de 2014. Erdogan ya respondió ayer retomando su retórica geziana: “algunos se agarran a escopetas e intrigas para avanzar, nosotros tenemos a Allah”. Grupos opositores se frotan las manos pero cualquier posible avance electoral no se debería a una buena campaña sino al beneficio indirecto obtenido por este escándalo político de corrupción. Mucha novedad pero más de lo mismo.

Portada de Radikal 18 de diciembre de 2013: "Operación a tres bandas que sacude a Turquía". El titular hacer referencia a las detenciones conectadas entre sí del empresario Rıza Zarrab y los hijos de los ministros, al ayuntamiento del distrito de Fatih y a TOKİ, una institución estatal que ha edificado pisos por toda la geografía turca a lo largo de estos últimos 10 años para familias de bajo poder adquisitivo y que, parece ser, ha sido también una fuente de ingresos en negro para muchos políticos.


18 de diciembre de 2013