¡Viva el Mediterráneo!. Es de lo mejor tanto en lo bueno como
en lo malo. El clima, la comida, la gente ... y la corrupción. Ayer 17 de
diciembre fue un día muy movido en Turquía y no debido a protestas callejeras
como ya nos habíamos acostumbrado los anteriores meses sino a un continuo
tráfico de idas y venidas de la policía en las grandes ciudades como Estambul y
Ankara (y otras de más pequeñas) que finalizaron con la detención, hasta el
momento, de 51 personas por corrupción, blanqueo de dinero y sustracción de
lingotes de oro (sí, suena a película pero es correcto). Entre las personas
detenidas se encuentran políticos del AKP (entre ellos Mustafa Demir, el alcalde del distrito
más religioso de Estambul, Fatih), los hijos de tres ministros del
gobierno (Medio Ambiente y Urbanismo, Economía e Interior), empresarios muy
conocidos como Ali Ağaoğlu,
que ha protagonizado recientemente polémicos anuncios de televisión
promocionando sus megaconstrucciones en Estambul, el empresario iraní Riza
Zarab (casado con la cantante Ebru Gündeş) y el director general de HalkBank
Süleyman Aslan.
Los Ministros cuyo hijos han sido detenidos. De izquierda a derecha: Ministro de Economía Zafer Çağlayan, Ministro de Interior Muammer Güler y Ministro de Medio Ambiente y Urbanismo Erdoğan Bayraktar |
El círculo que conectaba todas estas personas parece estar
en sobornos en licitaciones públicas (algunas de ellas bien conocidas como el
recién estrenado Marmaray, el tren subterráneo que pasa por debajo del Bósforo)
y en transferencias de dinero de índole poco clara. La operación ha sido
llevada a cabo por el Departamento de Delitos Fiscales de la Policía de Estambul tras una
investigación que, según dicen las fuentes, llevaba ya un año en marcha.
Antes de entrar a hacer posibles lecturas de lo ocurrido, lo
cierto es que la sorpresa desatada en los medios y entre la gente no se debe a los
delitos en sí sino a que estos hayan salido a la luz. Durante 10 años el
gobierno del AKP ha gobernado consiguiendo tapar o desviar cualquier tipo de acusación y
eliminando, mediante actuaciones de la policía similares a la actual, a la oposición tanto
política como económica. Así, la noticia es que haya detenciones, no la
corrupción. Y no se discute si los
detenidos acabarán juzgados o no sino qué luchas hay en las altas esferas de
poder y si éstas acabarán produciendo detenciones o dimisiones de ministros.
Se especula sobre la posible implicación en los hechos de la
cemaat Gülen, uno de los grupos religiosos más poderosos del país con una
amplia red de escuelas desplegadas dentro y fuera del país. El gobierno ha
recibido casi siempre un apoyo unánime de estos grupos con esporádicos roces
entre su líder, Fethullah Gülen, y el Primer Ministro Erdogan, aunque nunca
había habido una fractura real. Hubo un ligero distanciamiento tras las
protestas de Gezi y la respuesta del gobierno hacia los manifestantes pero el
anuncio, el pasado mes, del Primer Ministro de reformar el sistema educativo y
eliminar el gran número de escuelas privadas que sirven como academias para la
preparación de los estudiantes a los exámenes de acceso a la universidad, hecho
que comprometería a muchos grupos religiosos ya que es uno de sus principales
sustentos económicos, parece haber tensado las relaciones hasta un nuevo y
desconocido estado. Los grupos religiosos en Turquía (no solo el de Gülen)
tienen miembros en el gobierno y en la mayoría de cuerpos burocráticos. En la
mayoría de los medios de comunicación se especula sobre un posible ataque de estos grupos al
haber dejado salir documentos incriminatorios a la luz. Y para plantear estas hipótesis se apoyan en el
hecho de que el periódico principal del grupo (Zaman) está dando una cobertura detallada e intensa de los hechos mientras
otros periódicos afines al gobierno están intentando minimizar todo lo ocurrido
y, también, en la dimisión el día anterior de Hakan Şükür, afín al grupo Gülen, como diputado
del AKP en el Parlamento.
Así, resumiendo un poco todo lo ocurrido, se ha destapado
una extensa trama clientelista (muy mediterránea) y a la sociedad le cuesta
creer que se deba simplemente a la actuación independiente y neutral de un
cuerpo burocrático, en este caso un departamento de la policía. De hecho, esta
misma mañana se ha sabido que cinco directores de la policía acaban de ser
apartados de su cargo. Si hacemos una lectura política falta ver hasta qué
punto estas operaciones acabarán por mellar la integridad del gobierno y eso
acabará siendo reflejado en las elecciones locales del 30 de marzo de 2014.
Erdogan ya respondió ayer retomando su retórica geziana: “algunos se agarran a
escopetas e intrigas para avanzar, nosotros tenemos a Allah”. Grupos opositores
se frotan las manos pero cualquier posible avance electoral no se debería a una
buena campaña sino al beneficio indirecto obtenido por este escándalo político
de corrupción. Mucha novedad pero más de lo mismo.
18 de diciembre de 2013